La plaga de intelectuales de izquierda de champagne con ostras
Los llamo izquierdistas de champagne con ostras o comunistas de Café de 20 euros en París...
Los llamo izquierdistas de champagne con ostras o comunistas de Café de 20 euros en París. Son la nata de intelectualoides, escritores resentidos, poetas de la guerrilla (de la de lejos, los tiros suenan rete feo oye) y demás fauna del zoológico del Socialismo del Siglo XXI que quieren el socialismo o comunismo para todos menos para ellos.
Embebidos en elegantes trajes de mafioso italiano y hasta con moños de pajarita para dar conferencias sobre el mal del capitalismo mientras aplican para sí mismo el más magnífico capitalismo de sociedad de mercado. Lucran con conferencias apocalípticas o sobre grandes conspiraciones plagadas de rimbombantes nombres aterrorizantes como “geopolítica del neo-imperialismo influyentista latinoamericano” o sandeces por el estilo.
Sin embargo, sus conferencias para salvar a los pueblos de las garras de la globalización o del capitalismo jamás son gratis ni baratas y los derechos de autor de sus libros de desesperanza o autocompasión geográfica los pelean con los dientes.
Salvemos al pueblo todos, hombro con hombro, pero no me pisen los zapatos italianos ni me vayan a quitar el pasaporte o me impidan entrar a un hotel cinco estrellas, eso es para el populacho ya liberado y como dicen los golpeadores de mujeres: algo habrán hecho para que les pase eso.
Tal circo y maroma podría ser inofensivo, a la larga en el mundo tiene que haber de todo. Sin embargo, son el barniz lustroso del mal más genuino de la historia. Apologizan la represión y las dictaduras más sangrientas de nuestra américa, ojo: sólo las de izquierda y su denominador común siempre es el mismo.
Si están en contra de los yanquis, pues es bueno, no importa si es el asesino de Maduro, las Hienas de los Castros, el Zar Putin I, no importa, mientras hablen de revolución, masas, pueblo, nuestra américa, se yergan como defensores de la soberanía o aboguen por el nacionalismo más barato de cantina alemana de principio de siglo va perfecto y cubre el mercado que persiguen.
La culpa de un intelectual informado y educado que lucra con el mal de una manera tan burda raya en lo criminal. Como todos los que viven de ese cuento, les ahoga y se retuercen en la demagogia de hacer para sí el mundo que fustigan con ahínco en sus verborreas. Ahí los vemos en este nuevo escenario de la nueva Primavera de Venezuela más preocupados por si los gringos se meten o no que por el sufrimiento de los pobres venezolanos.
Mencionan a China o a Rusia como el fiel defensor de la soberanía venezolana (¿Cuál soberanía si llevan décadas invadidos por cubanos?) y van de nuevo con el cuento barato de las garras gringas sobre el petróleo venezolano, los rusos y los chinos van por las arepas, no se ocupen.
No importa si son asesinos, traen una playera del Che Guevara, les sirve para el negocio del liberador. Ser malvado es una especie de estupidez, pero ponerle adorno a la maldad usando el cerebro es simplemente diabólico. Que Dios los perdone, yo no.