La trampa de los neosocialistas del Siglo XXI

No aguanta análisis calmado, no tiene el menor atisbo de raciocinio, resulta inexplicable si se sigue...

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No aguanta análisis calmado, no tiene el menor atisbo de raciocinio, resulta inexplicable si se sigue cualquier razonamiento histórico pero el hecho es que el ultraizquierdismo o socialismo o como lo llamo “neosocialismo” del Siglo XXI es un fantasma que recorre en especial nuestra América Latina. Para todos los que de veras conocen la historia no resulta explicable como generaciones enteras o naciones se suicidan en este canto de sirenas incluso ante la obviedad del más viejo argumento al respecto: no existe UN solo caso en la historia de la humanidad donde este sistema halla triunfado. Ante este argumento siempre se ejemplifica a China como el ejemplo y no hay nada más falso.

China no es un país socialista más que en el color de la bandera, es el capitalismo de estado y de cuates más feroz que existe. La plutocracia china se devora todo y en todos al mismo tiempo en una danza de estatuas, lemas y millones. Definitivamente tiene que haber algo más, algún secreto del éxito de los pillos que usan este tipo de dogma social para perpetuarse en el poder. Una teoría es precisamente que su permanencia en las sombras durante los gobiernos adversos sólo sirvió para detener el avance económico y social de las naciones impidiendo reformas estructurales que a la larga motivaron crisis y problemas financieros.

Un claro ejemplo lo tenemos en México donde la negativa a gravar alimentos y medicinas con un impuesto bajo de las bancadas congresistas y senatoriales de la izquierda dejó al gobierno con la menor base gravable posible. No quedó más remedio que aumentar los impuestos a empresas y empresarios lo que a su vez motivó una avalancha de evasiones y trucos para sobrevivir y así sucesivamente. Un bajo impuesto del 5% a alimentos y medicinas hubiera dejado muy bien parada la recaudación, pero eso, es otra historia para otro día y quedan cinco años.

La principal carta que usan lo neosocialistas es el descrédito constante, con magistral manejo mercadológico, por ejemplo, se han dedicado a acribillar al polémico presidente Jair Bolsonaro de Brasil por permitir la deforestación y la quema del Amazonas. Llueven tuits, llueven memes, llueven gritos. Y es muy simple, no hace falta hacer nada bien, con que critiques al de enfrente o lo desacredites es suficiente.

No importa que la quema de bosques durante el gobierno de Bolsonaro haya sido de 19 mil hectáreas, hay que gritarle, no importa, a garganta abierta, jamás hablarán que, durante solamente el 2005 en la era de Lula da Silva, la quema fue de… aguántense… 160 mil hectáreas. Es como si Twitter o Youtube tengan un filtro para la verdad histórica. Fotos enternecedoras de Evo Morales con la bandera mexicana en un Gulfstream pagado con nuestros impuestos, de ese mismo Evo Morales que el 9 de julio de 2019 promulgó el decreto 3973 para permitir la quema de bosques amazónicos para crear tierras cultivables de hoja de coca y ganadería. Ese mismo Evo Morales que abastecía con pasta de coca a medio mundo. Y hasta recibimiento le dimos, faltaba más, todo un socio comercial. Y es que un gobierno mesurado y realista es muy aburrido hombre.

Y los ejemplos siguen y siguen. Se acusa al PRIAN de corrupción mientras el mismísimo director de CFE es el arquitecto del fraude electoral que le quitó la presidencia el primer candidato izquierdista que tuvimos (realmente izquierdista) o se restituye un sindicato corrupto en algo tan álgido como la educación de nuestros niños, regenteado por uno de los personajes más oscuros que ha parido la ingrata madre política mexicana: Elva Esther Gordillo. Y sí seguirá, no importa que tantos errores se cometan. No hace falta hacer las cosas bien, con que se hable de las que hizo mal el otro a toda velocidad y que pierda todo el tiempo posible en defenderse, de ahí el éxito. El descrédito y los apodos, con eso basta.

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