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Históricamente, la introducción de los niños al mundo de la música ha estado determinada por las leyes de la casualidad. Si se era miembro de una familia de músicos, el niño se impregnaba de ella; si no era así, otros azares se encargaban. Cuando esa introducción se producía, se trataba al niño como un profesional de la materia. El solfeo era una dura entrada en materia ya que convertía (y aún convierte) la lectura de los códigos musicales escritos en la primera realidad del niño, y otro tanto se puede decir de los primeros pasos en un instrumento. Aquí hay varias personas que se dedican a dar clases de música para niños, pero no todas están a la altura de lo que debemos tener como objetivo. La educación musical de los niños que están en edades comprendidas entre los 4 y los 8 debería de ser uno de los objetivos principales de todo docente. El segundo grupo más importante está entre los 6 y los 8 años. Y digo como principal objetivo estos dos grupos porque tienen la mayor relación con el mundo de manera sensorial. El niño en esta etapa oye, ve, entiende y disfruta desarrollando su inteligencia a través de la exploración y el descubrimiento del mundo sonoro que lo rodea. Mantener y desarrollar el interés por todo lo que se mueve y desarrollar la capacidad de maravillarse y disfrutar ante lo nuevo, son los propósitos educativos que presiden la actividad cotidiana en la educación musical de este periodo formativo. Como siempre he dicho, la importancia de acercar a los niños a una actividad artística como el teatro, la pintura, el baile, la música y demás, no es para hacer más profesionales del arte, sino para hacer mejores personas y mejores profesionistas. Un abogado que pinta y que montó durante su vida varias exposiciones o un ingeniero que toca un instrumento y que ha participado en varios conciertos o un médico que estudió teatro y que fue parte del elenco de varias puestas en escena, son seres humanos extraordinarios y excelentes profesionistas. Un contador que no se acercó al arte, solo es un contador. Acerquemos a nuestras familias al arte y construyamos un tejido social sólido y fuerte. El arte no es para élites, el arte es para todos y siempre habrá una manera de poderlo practicar. Hasta la próxima semana.

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