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Muchos mitos alrededor de las funciones de un director de orquesta; dimes, diretes y pocas verdades. Se dice que es lo último que sobrevive de la época feudal y por tanto su palabra es la última. El director es mucho más que unas manos que no dejan de moverse. Si se quiere que todo suene en armonía, la figura del director de orquesta es indispensable. Es la cabeza, el corazón y el alma de una orquesta y siempre llevando con él, su batuta. El que el director se encuentre en una posición elevada tiene como objetivo que todos los miembros de la orquesta le visualicen sin problema. En ocasiones sus gestos pueden parecer exagerados, pero teniendo en cuenta que los músicos le ven de reojo, deben ser movimientos algo teatrales. La batuta en la mano es para marcar el tiempo, el ritmo del compás y su velocidad. Existen diferentes movimientos para marcar la gran variedad de compases existentes y se tiene la otra mano para poder indicar las entradas de cada grupo de instrumentos o de los solistas. El historiador romano Plinio del siglo I (23 d.C.-79 d.C.), decía que los directores acostumbraban llevar el compás con el pie, para lo que añadían al zapato una suela de madera o de hierro. La dirección resultaba un ejercicio realmente agotador y poco serio. Después se dirigía con un palo de casi dos metros de largo que marcando el compás golpeándolo contra el suelo y esto hacía tanto ruido que no se escuchaba bien la orquesta. Luego algunos directores comenzaron a dirigir con la mano, de frente al público y por ahí de 1876 el director se colocó por primera vez frente a su orquesta y de espaldas al público. Aparentemente, la dinámica orquestal está compuesta por el director, los músicos y los instrumentos que estos ejecutan, uno de ellos es la batuta. Esta varita mágica posee una tradición, una histórica razón de uso y un lenguaje místico que cobra vida en cada concierto, además de la íntima relación que posee con cada director de orquesta que además de marcar el tempo transmite información sobre la dinámica, el carácter, el fraseo, el balance, el espíritu de la obra y la calidad de sonido que espera se produzcan y llevando la ejecución hacia los más profundos matices de la composición. Hasta la próxima semana.

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