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Me llama la atención el mal uso que damos en este tiempo al idioma. La lengua española está provista de todas las expresiones necesarias para cualquier situación que se nos presente. Siempre habrá una manera correcta de expresarse. Con la aparición de los teléfonos celulares, y con ellos los mensajes de texto, se iniciaron como nunca antes unas aberraciones y distorsiones del idioma. Con el pretexto de que no cabían los caracteres en los mensajes y había que pagar más mensajes para que las frases salieran completas; los adolescentes principalmente comenzaron a idear una forma de abreviatura sui generis que con el paso del tiempo —y aún ahora sin el límite de caracteres y sin el límite de mensajes en las facturas— se adoptó sin darse cuenta una nueva manera de acabar con el idioma. Ahora resulta que decir ansina, pos, juera, guenos días, mesmo o puesn, está mal  —y por supuesto está mal—. Pero en cambio decir holi, oki, obvi, cool, equis, sipi, es correcto y aceptado. Mi padre Don José Luís Monroy Serna, a quien recuerdo y venero todos los días, era un erudito de nuestro idioma y si los hijos le salimos mal hablados y demás no fue su culpa. Hablaba con una corrección y una propiedad magistral. Y así era para todo lo que hacía, bien o mejor no hacerlo, pero en el hablar era espectacular. Alguna vez, en un regaño con toda la justificación, me dijo: Mario ya estás grande, tienes 9 años y estás cometiendo una serie de actos inocuos en tu vida y estás teniendo una serie de actitudes salomónicas para con tu madre y para conmigo ¿Qué quieres? Obvio no lo dije, pero en su momento pedía un diccionario Larousse con urgencia. Este regaño era su correcta manera de hablar. Pasaron los años y toda la familia nos seguimos riendo del incidente, pero ahora hemos caído en un letargo o somnolencia profunda en el modo correcto de hablar. Antiguamente todo personaje que se atreviera a estar frente a una cámara o frente a un micrófono poseía un alto conocimiento del idioma y por supuesto de cultura general. Ahora es terrible como se escuchan los responsables de los medios de comunicación al expresarse. Dan pena. No podemos seguir con vocablos angloparlantes para todo, el español es grande y vasto. ¡Que viva el español! Hasta la próxima semana.

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