El término Startup se popularizó a nivel mundial en el año 2011, los emprendedores de diversos sectores empezaron a adoptar el término “startup” para definir cualquier idea nueva que se quisiera emprender. A la fecha se ha generalizado tanto su uso que los empresarios, los organismos financieros, los hacedores de políticas públicas y los académicos lo utilizan indistintamente.

Los emprendedores visionarios que requieren solucionar problemáticas que la sociedad aún no se plantea; para ello se necesita de modelos de negocios flexibles y vanguardistas que les permitan responder anticipadamente a los cambios que los mercados presentan, y con ello posicionarse a la cabeza del sector en el que se desarrollan. Estos modelos de negocio se deben implementar con rapidez, practicidad y no omitir elementos esenciales que permitan consolidar el emprendimiento.

Para lograr la construcción de un modelo que contenga las consideraciones anteriores, se debe implementar una serie de estrategias que le permitirán al emprendedor evitar las omisiones involuntarias de los factores internos y externos vitales para el nacimiento, desarrollo y consolidación de una empresa. Además, es conveniente construir la red de talento humano que soporte a un modelo de negocio flexible que responda al acelerado cambio que los mercados viven en la actualidad.

Recientemente coordiné en una obra, donde se elaboran una serie de análisis y reflexiones metodológicas que permite definir con claridad qué es una “startup”, delimitar su uso y establecer conclusiones sobre los paradigmas que las envuelven, invitando al lector a reflexionar sobre las etapas que requiere un producto o servicio para nacer, desarrollarse y consolidarse.

En dicha obra, de próxima publicación, el lector hallará un compañero silencioso que estará a su lado durante este viaje llamado: Entre “startup” y la empresa. Metodología para la creación de emprendimientos.
*Profesor-Investigador del Departamento Economía y Negocios, Universidad del Caribe