Desde que empecé a tocar el órgano en la década de los 70, el Bossanova fue uno de los ritmos que me enamoro a primera vista.

Estaban de moda organistas como Walter Wanderley con Samba de Verano, que era obligado tenerlo en el repertorio y tocarlo como él, y hasta con la improvisación.

Por él conocí a compositores como Antonio Carlos Jobim, que para muchos es el padre de este movimiento o estilo de música del Brasil.

Este estilo fue creado en la década de los 50, a partir de la samba, con el mismo ritmo, pero con menos percusión y con mucha influencia de jazz en su estructura y en su tipo de armonías.

Ahora, Brasil ha dado otros ritmos como el Baiao, que es un género de música y danza popular de la región nordeste del país.

Otro es el Axé, que fue un movimiento musical muy popular que surgió en el estado brasileño de Bahía, que se inició en la década de 1980, y que alcanzó la madurez en la década siguiente junto a otro afamado ritmo como la Lambada.

Y no podemos dejar fuera al Choro, popularmente llamado chorinho, ya que este es un género musical del Brasil con más de 130 años de existencia, y es considerado la primera música popular típica de este país, y se dice que su ejecución resulta ser muy difícil.

Y en los 40 se populariza la Samba. Este ritmo es el ícono sin duda de la música carioca. En el Carnaval de Rio la Samba representa la tradición africana, y es más precisamente en Angola donde encuentra su punto de inicio y en los carnavales juega un papel definitivo, en primer lugar, porque la Samba pertenece a esos rasgos que son de carácter histórico y definen la tradición del carnaval.

El Bossanova saltó a la fama mundial por un grupo que todos recordarán, Brasil 66, del pianista Sergio Méndez, quien nos deleitó con temas como “O Pato” y “Más que nada”, entre los más populares.

Y quien no recuerda aquellas grabaciones que hace Jobim con Frank Sinatra, quien grabó temas como “La Chica de Ipanema”, “Dindi”, “Corcovado”, “Meditación”, “Insensatez”, “Triste”, “Samba de una Nota”, “Wave”.

Hoy por hoy no puedo dejar de escuchar, tocar y deleitarme con esto que se convirtió en uno de los estilos que más me gusta y por ende mejor manejo, según comentarios de mis compañeros músicos. Hasta la próxima semana.