Navidad
“La Navidad es la hora de la sencillez, es el momento del renacimiento y de la infancia...
“La Navidad es la hora de la sencillez, es el momento del renacimiento y de la infancia espiritual”, Padre Alejandro Cortes.
En esta época del año estamos entre posadas, música, bailes, regalos; los centros comerciales están llenos, las personas comprando y comprando, se quiere dar cosas tangibles como son: chocolates, dulces, ropa, sofisticación de la tecnología; esperamos recibir regalos de toda variedad posible, y nos vamos volviendo más y más exigentes con lo que nos gusta recibir y en la cantidad.
La intención de dar es buena, sin embargo, no siempre damos lo que se quiere o lo realmente importante de recibir. Además de las compras para regalar, se compra un sin fin de cosas para la tradicional cena de Navidad, así como los adornos decorativos de la temporada, que nadie se quiere quedar sin su árbol, luces, nacimiento. Y cada año se gasta mucho dinero en esto.
Pasa a un segundo término, la esencia de la Navidad. Estando en una posada, recibí la invitación de posada, y estando allí, y al felicitarnos entre todos, no usaban el término “Feliz Navidad”. Las ambiciones, las compras, la diversión, pueden despojarnos de la sensibilidad real del nacimiento de Jesús sea en un pesebre.
Al igual que hoy en día, los belenitas al nacer Jesús, andaban más preocupados por el censo, que un hombre recopilaba; estaban enfrascados en su presente, olvidando las profecías del pasado y el futuro que no había llegado aún. Estaban preocupados por ganar dinero de los peregrinos y rechazaron a su Dios mandándolo a una cueva a las orillas del pueblo con la mula y el buey.
Esa noche misteriosa, llena de encanto y de estrellas; lleno de egoísmo, indiferencia de los belenitas, perdiendo la oportunidad de ser los primeros en ver al Niño Jesús, de ser los primeros habitantes en el planeta de inclinarse ante Dios y adorarlo.
La historia se repite cada año, cuando se cierran las puertas al nacimiento de Dios dentro de nuestros corazones, y abrimos solo al momento presente, a la fiesta, a las compras, al egoísmo, a la comodidad.
Cuando se cierran las puertas al amor, y nos olvidamos de regalar tiempo a los seres que más queremos. Acercarnos a ellos para conocerlos realmente; así como organizar con la familia una visita a las personas con las que usualmente no tiene con quien conversar.
Preocuparnos por tener presente la esencia de la Navidad, abrir el corazón al nacimiento de Dios hecho Niño, que quiere nacer en estos días nuevamente para quedarse con nosotros, para llenarnos de sus dones y poder imitarlo en ese dar amor a los demás. De cada uno depende darle el verdadero significado a la Navidad, que encierra todo un concepto de vida.
¡Feliz Navidad a todos!