Obras de relumbrón, botín en tiempos políticos

El problema de la zona centro de la ciudad de Cancún es muy complejo y va mucho más allá de la remodelación...

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El problema de la zona centro de la ciudad de Cancún es muy complejo y va mucho más allá de la remodelación, transformación (o como le quiera llamar) del Parque de las Palapas y del derruido Cine Blanquita. El rescate requiere de un amplio proyecto urbanístico y de seguridad, y no de planes simplones, de obras de relumbrón que sólo malgastan recursos e inflan facturas en pleno proceso electoral.

Pareciera que existe una extraña visión u obsesión por esta zona céntrica de parte de los gobiernos municipales de Benito Juárez a través de los años.

Cierto es que a principios de la década de los noventa, el Parque de las Palapas lucía abandonado, pese a encontrarse a unos pasos de la entonces afamada y fiestera calle Yaxchilán, en donde decenas de negocios lucían llenos todas las noches.

Fue cuando el entonces presidente municipal, Rafael Lara, realizó la primera remodelación del parque y creó los andadores Tulipanes, que iban desde este punto hasta la Tulum, cerrando la circulación vehicular para que fuera exclusiva para peatones.

Poco después, en el trienio de Francisco Alor, el mismo parque fue remodelado, creando una enorme plancha de cemento y eliminando las palapas que le dieron nombre al lugar (más tarde volvieron a colocarlas), para dejarlo como hoy se encuentra.

Nadie más le metió mano y el Parque de las Palapas fue fiel testigo del paulatino abandono y deterioro de la zona centro de Cancún, de la forma en que la misma Yaxchilán, la Tulum, y otras importantes avenidas fueron cediendo ante el llamado cobro de piso de la delincuencia organizada.

Hoy toda esa zona tiene un aspecto deplorable con apariencia fantasmal.

Y ahora se anuncia una nueva remodelación -titulada clientelarmente como “transformación”- para sacar bonos políticos de lo que ahí se hará, para lo cual se llevará a cabo una “inversión” (gasto) de 26 millones de pesos.

Sin embargo, el problema del centro de Cancún va mucho, muchísimo más allá de ponerle aretes y collar al parque, necesita mucho, muchísimo más que usar rímel y labial para el Cine Blanquita, para justificar así el oneroso gasto de 26 millones de pesos.

El centro de Cancún requiere de exhaustivos estudios hechos por especialistas en urbanismo, con la colaboración de empresarios comprometidos con Cancún y que quieran invertir en la zona, con los tres órdenes de gobierno que garanticen la seguridad de las negociaciones y de los comensales, además de la inversión antes citada.

Esta zona necesita una cirugía estética mayor y un plan de promoción que recupere la confianza de inversionistas, primero, para así atraer al turismo y a la sociedad local.

Lo que menos necesita Cancún son planes simplones, obras de relumbrón con facturas infladas, malgastando el dinero en una zona abandonada y peligrosa.

El rescate del centro de Cancún es un tema muy serio que deberá ser tomado y ejercido lo más lejos de la política.

Y entre más lejos, mejor.

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