El negocio de tener la única isla privada del Caribe mexicano
A unos metros de Cozumel había, hasta 1988, una mancha de tierra de 15 hectáreas...
A unos metros de Cozumel había, hasta 1988, una mancha de tierra de 15 hectáreas que cuando la marea bajaba se convertía en península y cuando subía en isla, en la isla Pasión. Este fenómeno se acabó tras el paso del huracán Gilberto, que movió por completo ese apéndice y quedó separado por un kilómetro de Cozumel. “Al convertirse en isla, perdió su estatus legal de ser península y era vendible”, explica Hugo Camou, director general del proyecto turístico Isla Pasión.
En 1996, el gobierno de Quintana Roo la vendió a un español, a Marcelo Palacios, que conocía perfecto la zona porque organizaba todos los shows de baile de los cruceros. A su isla la usaba para ofrecer tours de snorkel y un club de playa donde sus clientes de los cruceros ofrecían a los viajeros barbacoas en una —literal— isla desierta.
“En la siguiente década casi no invirtió en infraestructura mientras Cozumel crecía en servicios y fue perdiendo atractivo. En medio de la negociación con él para comprarle el predio, tocaron los huracanes Emily y Wilma, que devastaron lo poco que quedaba ahí”, recuerda Camou, que con 1.3 millones de dólares se quedó con la mitad de la propiedad y poco a poco fue comprando más hasta tomar el 100 por ciento. La mala racha les hizo perder a sus clientes fijos, los 20 mil turistas que bajaban al año de los cruceros Carnival y Royal Caribbean.
Decidieron invertir en unas lanchas de alta velocidad que daban un tour llamado Twister, además de barcos para hacer recorridos por las costas. Recuperaron clientes y subieron la cifra de cruceristas a 112 mil anuales.
“En 2010 le pedimos al despacho de Sordo Madaleno que nos diseñara un resort de lujo que incluyera habitaciones/palapas sobre el mar, como en Bora Bora”, relata. El cuarto promedio costaría mil dólares la noche (la más cara entonces) y sería operado por la cadena Auberge Resorts. “Pero este modelo era incompatible con los turistas que bajaban por unas horas de un crucero”, abunda el empresario, “por lo que cambiamos el perfil a hotelería hippie chic, al estilo Tulum”. Este proyecto al fin comienza a construirse en unos meses y estará listo a mediados de 2019. La inversión es de 50 millones de pesos para montar 20 habitaciones y sus palapas sobre el mar. La parte hotelera estará en una de las costas de la isla y en la otra un club de playa para recibir cruceristas y organizar bodas (y ya tienen 52 fines de semana contratados).
Con su experiencia en islas privadas comenzaron a ofrecer servicios de sus lanchas veloces y ferris en Belice, a la isla Rendezvous Caye, donde terminaron siendo socios. “Estamos aprovechando nuestros contratos con los cruceros para replicarlos allí, porque aún no están los servicios tan desarrollados como en Riviera Maya”, añade Hugo Camou, quien entre las dos islas que opera factura unos 8 millones de dólares al año.
El destino turístico Isla Pasión, ubicado en el centro del Área Natural Protegida de Cozumel, Quintana Roo, y ha recibdio el Premio Nacional de Calidad en la categoría de Turismo, empresa pequeña.
Cuenta en su ecosistema con un manglar, selva, arrecifes de coral, y actividades como deportes extremos, recorridos por los alrededores de la isla, exploración de flora y fauna, entre otros atractivos.
El galardón fue recibido por Hugo César Camou, CEO de Isla Pasión, el operador turístico más importante de Cozumel, con un kilómetro de extensión, que ofrece servicios de club de playa al turismo nacional e internacional, además de abrir su espacio para la realización de eventos privados, principalmente bodas.