Los que el debate no cambio

Cuando nos despertemos el 2 de julio el país habrá elegido a un nuevo presidente...

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Cuando nos despertemos el 2 de julio el país habrá elegido a un nuevo presidente y a un nuevo Congreso. Habrá elegido nuevos gobernadores en casi un tercio del país. Habrá una sensación, como suele suceder, de cambio, de nueva época, que se abre un espacio para repensar el país.

Ese mismo 2 de julio más de 80 personas serán asesinadas.

Recordatorio ineludible para quien sea que haya celebrado el triunfo de que las cosas no se arreglan por los votos.

Expertos en contabilizar nuestras tragedias, en estos días hemos sabido que acabamos de pasar el peor trimestre de violencia y muerte de nuestra historia moderna y que el sexenio que se acaba ya ha rebasado en investigaciones por homicidio al de Felipe Calderón, que creímos insuperable. Sabemos también que la violencia se ha extendido a zonas del país que parecían en paz.

Los cinco candidatos que hoy compiten han dicho que hay que cambiar la estrategia de seguridad, lo que es no decir nada más que lo obvio.

Si uno revisa sus plataformas, sus dichos, si uno pregunta qué dicen los equipos encargados del tema para cada candidato, no parece haber mucha claridad en hacia dónde se debe ir: o soluciones mágicas, o repetición de algunas que ya han fracasado, o frases hechas sin demasiado contenido.

A diferencia de los asuntos económicos o la educación o la política social donde la mayoría de los candidatos tiene propuestas más elaboradas, claras y diferenciadas, respecto a la seguridad y la violencia parece reinar la confusión de qué hacer.

El asunto, por supuesto, no es sencillo y tal vez por eso los candidatos le huyen.

Porque el problema toca instituciones y dependencias en todos los poderes: desde un marco legal confuso y enredado que obstaculiza la prevención y persecución del delito, las policías dispares, deterioradas, olvidadas, ministerios públicos sobrecargados de trabajo, expuestos a la corrupción, tribunales que alargan los procesos, con zonas de corrupción y opacidad que abonan a la impunidad y cárceles que son lugares donde los criminales siguen delinquiendo.

No será sencillo, pero por algún lado hay que empezar si no queremos en seis años estar peor.

Porque hoy, el día después del debate, 80 mexicanos serán asesinados.

Carajo, los Reyes Magos no existen, ¿verdad, Armando?

Estoy triste. En estos tiempos de desesperanza, creí en enero de este año haber descubierto un milagro.

Creí, y así lo escribí (https://goo.gl/Mp4mXc), que los mexicanos habían encontrado durante las vacaciones de diciembre al hombre que sería el mejor candidato a presidente de México: Armando Ríos Piter.

Le recuerdo la evidencia del milagro: entre los días 1 y 17 de enero de este año, 483 mil 877 mexicanos entregaron su firma a Armando Ríos Piter. Treinta mil 242 mexicanos por día, mil 260 por hora. Se decía que hasta los tres Reyes Magos firmaron. Era más milagroso aún, y mayor prueba del amor de los mexicanos por este guerrerense en 2018, que eso lo consiguieron con solo dos mil auxiliares activos. Claro, hay que decir que hay entre ellos el verdadero héroe, un auxiliar que lleva registrados 55 mil apoyos en 93 días; 591 por día, 24 por hora. Me dicen que se llamaba Melchor, ¿o Gaspar?

Ahora resulta que el milagro no era tal.

Cuando el INE hizo la cuenta final, resulta que un millón y medio de las firmas eran apócrifas entre simulaciones, fotocopias, otro tipo de documentos no válidos y credenciales que no estaban en la lista nominal.

Ríos Piter enfureció. ¿Cómo que no había milagro? Si la gente me ama, gente de carne y hueso, como le gusta decir a él. ¿Hay otro tipo de gente, por cierto?

El Tribunal Electoral o Prife (como le llama un vecino de páginas) analizó su caso y pidió al INE que le diera unos días para revisar si por algún error terrible alguien había confundido apócrifas con carne y hueso. Valga la pena decir que el equipo de Ríos Piter nunca había acudido al INE a verificar sus firmas.

Entonces, Ríos Piter utilizó la técnica que yo utilizo cuando quiero hacer sentir mal a alguien: llegó una hora antes de la cita que le había dado al INE y los acusó de impuntuales, de no estar listos y luego, enojadísimo, se puso a dar de gritos a todos y, harto, se fue.

Luego hizo un video para Facebook. No habrá verificación de firmas.

Porque la neta, la neta, Ríos Piter sabe algo que yo en enero había olvidado: los milagros navideños no existen, los Reyes Magos ni siquiera son los papás, son los magistrados del Tribunal Electoral. O ahora, dice Armando, los de la Corte Internacional.

Ellos traen los regalos a los independientes.

Estoy triste, quise creer en los milagros.

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