Rebelión policial sin interlocutores
Que los policías cometieron excesos en la protesta iniciada el lunes en Cancún es cierto
Que los policías cometieron excesos en la protesta iniciada el lunes en Cancún es cierto, pero aseguran no tener los elementos suficientes para combatir la delincuencia. Que hay elementos coludidos con los criminales, seguramente; pero la “envalentonada” del titular del ramo en Quintana Roo, Alberto Capella Ibarra, de dar de baja a 170, que luego tuvo que ser “matizada” con sólo descontarles el día a los que no se presenten a trabajar, tampoco contribuyó a solucionar el paro que, por lo pronto, se mantiene en el destino turístico más importante de Latinoamérica.
En el primer día de paro, cinco personas fueron asesinadas en Cancún ¿Que es un hecho no atribuible al paro en sí mismo? De acuerdo, porque las ejecuciones del crimen organizado parecen no tener fin, pero las condiciones sin duda fueron ideales para mantener la impunidad. Hay policías que se mantienen laborando, la seguridad de Cancún ha sido reforzada por elementos de la Policía Militar y federal, pero aun así la sensación de vacío existe en toda la entidad. Por cierto, los policías municipales advirtieron que las protestas se harían también en otros municipios, lo cual hasta ahora, afortunadamente para todos, no ha sucedido.
Matices puede haber muchos, pero hay dos escenarios que coexisten y que en apariencia se contraponen: el primero es que en México hacen falta casi cien mil policías –reciente estudio de la ONU lo señala-; los que están en activo perciben en promedio ocho mil pesos mensuales, la formación y sistema de ascensos es prácticamente inexistente y que son muchos los buenos elementos; en contraparte, también existen los malos y vinculados a la delincuencia, el reconocimiento de que por lo menos el cuarenta por ciento de elementos por entidad realizan actos de corrupción y que, por esa mala fama ganada a pulso, socialmente se les juzga como malos… acaso hay un tercer escenario, el de los elementos que no cumplen además con los requerimientos físicos para el cargo, pero siguen desempeñándose a falta de interés de los ciudadanos por ingresar a las corporaciones.
Sin embargo, en todos esos matices hay que destacar el erróneo manejo de crisis por parte de quienes deben contribuir a solucionar la problemática, pero la complican más: el gobernador, Carlos Joaquín González, en su carácter de máxima autoridad estatal, ya dejó en claro que con la criminalidad no se pacta, ni se negocia “con el pie en el cuello”; pero a Capella Ibarra le corresponde la responsabilidad de limpiar la corporación, mantenerla funcional, hacer que el policía se sienta orgulloso de mantenerse “limpio” y cumplir con el deber. En lugar de eso, al inicio del paro amenazó con despedir a 170 elementos –de 350,o sea se quedaría sólo con 140-, pero luego tuvo que “echar reversa” y decir que sólo les descontará el día a quienes no laboren.
La alcaldesa Mara Lezama anda por las mismas, queriendo engañarlos, les dijo que el despido de su director de policía, Jesús Pérez Abarca –exigencia hecha para terminar la manifestación- depende del presidente electo y “Durazo”, el futuro secretario de Seguridad; cuando la gestión de Andrés Manuel López Obrador, ni siquiera ha iniciado. No pues lo bueno es que quieren ayudar. Por cierto, los policías ya están patrullando la ciudad, pero sin obedecer a sus superiores ¿aún así les descontarán el día?
Siguiendo la lógica de la presidenta, esperemos a diciembre para solucionar el problema –si los policías insisten en la renuncia del director-; siguiendo la de Capella Ibarra, bueno ahí no hay lógica, sólo habrá que esperar si despide o no a elementos, si logra por fin instituir el mando único y si brinda los resultados comprometidos en tres meses porque ya le queda uno… y ni mando ni resultados; lo bueno que quieren ayudar al gobernador; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.