Este año, la temporada de huracanes será similar a la del año pasado: la probabilidad de al menos un gran huracán (de categorías 3 a 5) que toque tierra en las costas de los Estados Unidos es del 63%, contra un 52% de promedio en el siglo XX. En el Caribe, la estimación es del 52%, un 10% más que el promedio.

Se anticipa que la temporada de huracanes en la cuenca del Atlántico será levemente mayor que el promedio. Es probable que el fenómeno débil de La Niña lleve al patrón climático y el Niño-Oscilación del Sur en los próximos meses tenga algún tipo de presencia, pero en este momento no se espera que pueda surgir un fenómeno importante en la zona del Atlántico. Esas corrientes son fundamentales para pronosticar los huracanes, ya que El Niño -un fenómeno de aguas más cálidas que las normales en el Pacífico ecuatorial- tiene un impacto grande en el clima global. Parte de sus efectos es el aumento de los vientos en el Atlántico tropical, lo que dificulta el desarrollo de los huracanes. La Niña es lo opuesto: al ser un fenómeno de aguas más frías en la misma zona, crea condiciones más favorables para los ciclones.

El Centro Nacional de Huracanes de Miami (NHC, por sus siglas en inglés) predice para el Atlántico: 14 ciclones tropicales nombrados, 7 huracanes, 3 intensos, y una Energía Ciclónica Acumulada (ECA) de 130 (1). Los promedios para el período 1981-2010 son de 12 tormentas tropicales con nombre, 6.5 huracanes, 2 intensos, y ECA de 92. Las perspectivas del NHC son de que el Caribe tendrá un 52% de posibilidades de sufrir al menos un huracán importante. Sin embargo, debido a los constantes cambios del clima, los pronósticos pueden tener algún ajuste mínimo, lo que nos obliga como habitantes de una península a estar atentos a los reportes de las autoridades y no dejarnos llevar por alarmistas que han invadido las redes sociales.

 

1) La ECA de una temporada es la suma de la ECA de todos los ciclones de dicha temporada y toma en cuenta el número, la intensidad y duración de cada uno de ellos.- Nota del editor