Paraíso bajo fuego
Tulum, el destino que alguna vez fue símbolo de paz y belleza natural, hoy se encuentra atrapado en una espiral de violencia e inseguridad...
Tulum, el destino que alguna vez fue símbolo de paz y belleza natural, hoy se encuentra atrapado en una espiral de violencia e inseguridad. Su crecimiento acelerado en lo económico, turístico y social lo ha convertido en un imán no solo para inversionistas y viajeros, sino también para el crimen organizado.
La lucha por el control del territorio ha hecho de este paraíso un escenario de muerte, especulación y corrupción, y el asesinato del secretario de Seguridad Ciudadana de Tulum, ocurrido recientemente, es solo un episodio más de esta crisis.
Su ejecución deja en claro que ni las autoridades encargadas de la seguridad están a salvo en esta guerra silenciosa. Días antes, sicarios dispararon contra las instalaciones de la Fiscalía General en el municipio, una muestra más del desafío abierto del crimen organizado hacia el Estado.
No es la primera vez que un titular de seguridad en Tulum sufre un ataque. La lista de funcionarios agredidos o asesinados en el cargo evidencia que el municipio es un punto caliente de la delincuencia, donde los grupos criminales operan con impunidad.
Ante esto, la estrategia del fiscal Raciel López Salazar ha demostrado ser ineficaz. La violencia sigue en aumento y las balaceras en plena luz del día se han vuelto parte de la rutina en Tulum.
Pero la inseguridad no es el único problema. Tulum también es tierra de especulación y acaparamiento de predios. Mientras los narcotraficantes pelean por el control del territorio, los especuladores se aprovechan del caos para hacer negocios a costa de la comunidad y del medio ambiente.
El desarrollo sin regulación y la corrupción han permitido que los intereses privados crezcan a la sombra de la violencia.
Y es que la violencia no distingue entre locales y visitantes. En múltiples ocasiones, turistas han quedado atrapados en fuego cruzado, víctimas colaterales de la guerra entre grupos criminales que disputan el control de Tulum.
Las balaceras en bares, restaurantes y zonas turísticas han cobrado la vida de extranjeros y nacionales por igual, dañando gravemente la imagen del destino y generando miedo en quienes buscan disfrutar de sus playas y su cultura. Lo que antes era un refugio para viajeros de todo el mundo, hoy es un sitio donde el peligro acecha incluso en plena zona hotelera.
Las advertencias de gobiernos extranjeros sobre los riesgos de viajar a Tulum reflejan la gravedad del problema. Países como Estados Unidos y Canadá han emitido alertas para que sus ciudadanos extremen precauciones en Quintana Roo, lo que podría traducirse en una caída del turismo, el motor económico del municipio.
La falta de seguridad no solo pone en riesgo la vida de quienes visitan la región, sino que también amenaza con destruir la reputación que Tulum construyó durante años como un paraíso de tranquilidad y belleza natural.
El mensaje es claro: si las autoridades no actúan con firmeza, Tulum seguirá deslizándose por la peligrosa pendiente de la impunidad. No basta con operativos mediáticos o cambios de funcionarios; se necesita una estrategia real, una limpia profunda en las instituciones y, sobre todo, voluntad política para recuperar el control de este paraíso en llamas. rdfvh@fatimavazquez.com