Partido el PAN
El Partido Acción Nacional de Quintana Roo quedó literalmente partido después de una escandalosa elección interna...
El Partido Acción Nacional de Quintana Roo quedó literalmente partido después de una escandalosa elección interna el fin semana en Felipe Carrillo Puerto, donde se eligió al nuevo secretario de Acción Juvenil: César Collí, quien se impuso a Cristóbal Pat. El primero, impulsado por la dirigenta Reyna Tamayo; el segundo, por Germán González, secretario general. Dos grupos fuertes, frente a frente. Sacaron chispas.
Pero pasó de ser un "mero trámite" a un encontronazo que cimbró a las demás estructuras del principal opositor en Quintana Roo -y en México- a juzgar por el número total de votos de junio pasado. Es que hubo ruido en el marco de la V Asamblea Estatal: desde acusaciones de "mano negra", supuesta falsificación de documentos e injerencia de personajes de otros partidos, hasta conatos de bronca durante el acto.
Lo cierto es que crujió fuerte, sobre todo después del triunfo contundente: Collí con 109.58 votos delegacionales y Pat con 49.42. Los puntos decimales se deben a una extraña fórmula ordenada por los estatutos. Habrá que ver las repercusiones del lío que escaló hasta las oficinas del Comité Ejecutivo Nacional.
Para quienes dominan el PAN local, es una "depuración natural", porque se van o se someten los que han perdido elecciones por paliza. Para quienes pretendían lograr "un equilibrio interno por representatividad", las aparentes imposiciones de la dirigencia no logran la necesaria cohesión rumbo al 2027, cuando las alianzas se ven más complicadas con los "amigos de siempre", como el PRI y tendrán que recurrir a flotadores propios.
Cuando una lideresa y un secretario general no encuentran el diálogo (por los motivos que sean), la unidad entre militantes, simpatizantes y seguidores podría ponerse cuesta arriba. Sin embargo, no sorprende que el grupo que manda impulse (y gane) todo al interior, como era previsible desde que Tamayo fue reelecta en diciembre, también de manera categórica, con todos los procedimientos desahogados a su favor. Lo anticipamos en este espacio editorial.
Ahora, ¿qué tal si el nuevo grupito se alía con otra ala opositora como la de Martínez Arcila? ¿Tendrán fuerza suficiente para trabar los propósitos de la dirigencia? No es que aquel grupúsculo tenga fuerza, pero mete ruido.
Para ver con calma el desenlace del melodrama.