La representación del gobierno del estado en la ciudad de México ha sido una posición desperdiciada por muchos años, pese a la enorme inversión efectuada al inicio del gobierno de Joaquín Hendricks Díaz, quien decidió en 1999 la compra de una casona porfirista en la colonia Roma, operación muy criticada por la oposición pero que fue un acierto en la fría revisión global.

Pero dejar el manejo de este tipo de representaciones en manos de la Oficialía Mayor era una deficiencia burocrática, hoy corregida con una reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública de Quintana Roo que deja en manos de la Secretaría de Gobierno tal encomienda.

Las representaciones del gobierno en Cancún y Mérida, incluido el Archivo General del Estado cubierto de telarañas, han entrado en la órbita de la Secretaría de Gobierno que debe hacer valer el cambio, reactivando la independiente representación en la ciudad de México que ningún resultado nos ha entregado, pese al elevadísimo gasto en personal tan ajeno como un consulado vietnamita en Australia.

La Oficialía Mayor tiene menos funciones que han sido asimiladas por la Secretaría de Gobierno encabezada por el ex panista Francisco López Mena, quien cuenta con un numeroso pelotón de subsecretarios y mandos que a menudo nadan en el ocio, de ahí que sea un acierto la reasignación de tareas para dejar lo elemental en el terreno de la Oficialía Mayor, dirigida por el chetumaleño Manuel Alamilla Ceballos que fue muy debilitado por el tema de los uniformes escolares, millonaria operación coordinada en sus dominios.

                                              Gran turismo en el Idaipqroo

En otro tema, los comisionados del Instituto de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales de Quintana Roo (Idaipqroo) vayan que sufren en sus encomiendas. Con José Orlando Espinosa Rodríguez como titular, permanecieron toda la semana en un congreso en Querétaro y posteriormente aparecieron en un evento en Cancún.

Lo curioso es que desprecian los eventos en Chetumal, donde la representación del Idaipqroo ha sido nula con mucha frecuencia, pese a que en la capital del estado tienen sus relajantes oficinas centrales.

Ni el injustificable aumento en su presupuesto motiva al Consejero Presidente para desempeñar sus escasas tareas con mayor interés; por ello el Congreso del Estado tendrá que revisar a fondo el comportamiento de este organismo que es un adorno carísimo, muy bien explotado por quien fue Secretario Privado del exgobernador Félix González Canto.