Posmodernidad y la ilusión de tolerancia

El pensamiento posmoderno ha cuestionado el valor que tradicionalmente se le ha otorgado a la verdad...

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El pensamiento posmoderno ha cuestionado el valor que tradicionalmente se le ha otorgado a la verdad y a la objetividad. Una manera en la que esta crítica ha tomado forma es el pensamiento relativista. El relativismo, de una manera muy simple, es la afirmación de que la verdad es relativa: relativa a cada persona, a cada cultura, a cada tiempo, a cada gusto, etc. A primera vista, el relativismo enfrenta dificultades insuperables. No solo parece ser una postura auto-contradictoria (solo basta preguntarnos si la afirmación “todo es relativo” es en sí misma relativa para darnos cuenta), sino que parece muy difícil ser un relativista serio en la vida real (nadie cuestiona las leyes de la física cuando se está en un avión a tres mil metros de altura). Sin embargo, el relativismo es una postura que se niega a morir, no importa cuántas veces parezca que ha sido herida de muerte.

Un lugar en el que el relativismo ha encontrado un refugio y aceptación es en la lucha por la libertad, el respeto, la tolerancia, la justicia social y la democracia. La pluralidad de ideas, puntos de vista y formas de ser que dan contenido a una vida democrática parece congeniar bien con el relativismo. Así visto, parece ser la puerta al respeto y a la tolerancia.

No obstante, la impresión de autocontradicción reaparece cuando examinamos esta perspectiva. Para percatarnos de ello, preguntemos: ¿son la libertad, el respeto, la tolerancia, la justicia social y la democracia valores relativos también? Alguien podría aplicar la perspectiva relativista a estos valores: por ejemplo, el respeto es valioso solo de manera relativa.

Pero, con respecto a alguien que no lo valora y muestra poco o nulo respeto por las ideas de los demás, ¿qué hacemos con alguien así? ¿Lo respetamos? ¿Lo ignoramos? La respuesta no es clara, y no es clara porque la postura relativista es compleja y difícil de entender y vivir. En este sentido, el relativismo parece llevarnos en la dirección contraria. Esto no es una objeción definitiva a esta manea de pensar –el relativismo siempre parece revivir y levantarse sin importar cuántas veces caiga—, pero al menos tener estas consideraciones en mente nos permite tener una mirada más crítica y no subirnos al tren del relativismo sin saber a dónde nos puede llevar.

(Víctor Cantero Flores / Profesor-Investigador, Depto. Desarrollo Humano. Universidad del Caribe)

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