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Cada vez, nos encontramos más y más en las redes sociales de noticias falsas. La veracidad de las noticias reside en las creencias personales, y es mucho más válido que los hechos veraces.

Estamos viviendo en un tiempo de la posverdad. Estamos en una sociedad enferma donde la desconfianza y la mentira triunfan sobre la verdad. Los hechos objetivos son menos importantes a la hora de modelar la opinión pública.

Unido a la Inteligencia Artificial (IA), uno ya no sabe si el video, las voces que se escuchan son reales o vienen de la IA. Esto será muy peligroso, y nos confundirá. En otro momento hablaremos con más profundidad.

La Real Academia Española, definió a la posverdad, como aquella información o aseveración que apela a las emociones, creencias o deseos del público en lugar de dar los hechos objetivos. Como establece Kuklinski que la comunicación política, social... predomina la emoción: manipulación, las medias verdades o las mentiras; y van construyendo una idea política, social, para implementar ideologías, opinión pública.

Al creer que la mentira es la verdad, se hace más fácil creer lo malo como bueno y viceversa; y es más fácil la manipulación.

Las noticias falsas van distorsionando la verdad para ajustarse a un pensamiento, no a la realidad. Lo que es importante es la percepción, y la realidad deja de tener importancia. Estas noticias falsas tienen una gran influencia, y hay empresas especializadas en crear noticias falsas y hay quien las compra. Los mismos políticos, por protegerse, por lograr sus metas, dicen mentiras.

La veracidad o falsedad de las noticias, rumores, calumnias, difamaciones de fotos, videos que nos inundan diariamente en las redes sociales pasan a medirse en lo políticamente correcto, en nuestra propia percepción.

Y no se trata si estamos de acuerdo o no con la noticia falsa, se trata si es objetiva, si es real.  

 La verdad siempre es objetiva, absoluta e inmutable. No puede cambiar a través del tiempo; es la adecuación de mi pensamiento con la realidad.

Desconozco quien tenga tiempo de elaborar fotos, videos, traducciones, e inundar las redes sociales.  Sabemos que hay empresas que crean noticias falsas y las venden, sin importar la intención; actualmente tienen un gran éxito por su viralización. Si hacemos un recuento siempre han existido. Anteriormente circulaban de boca en boca, y esto limitaba su alcance. Pero hoy en día se han incrementado en gran medida por la tecnología, su capacidad de propagación se ha vuelto instantánea.

En la sociedad de la posverdad, mientras más mentiras mejor, incentivar la confusión, la ira, el odio y la desesperación es una realidad. Además, nos vamos acostumbrando a vivir en la mentira. Y cuando llega un político y dice mentiras, cada vez es más difícil darse cuenta que es mentira.

Teniendo en cuenta la gravedad que puede llegar a implicar la difusión de noticias falsas, en la era en la que la emoción predomina frente a la verdad es importante aprender a reconocer una información errónea antes de divulgarla. La solución como ciudadanos de a pie, es verificar si esa noticia es realmente verdadera, para poder reenviarla y creerla. Las noticias falsas seguirán apareciendo durante mucho tiempo. La responsabilidad es nuestra. No se trata de retroalimentar la era de la posverdad, sino de realmente buscar la verdad.

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