Los problemas torales por los que atraviesa Cancún (la ciudad más poblada e importante del estado) son muy claros, casi tangibles, y los candidatos a cualquier cargo de elección, cuya demarcación sea o incluya a Benito Juárez, lo deben saber con toda precisión para que, a partir de ahí, hacer sus propuestas sin rodeos. Lo contrario sería un deleznable “choro”, atole con el dedo y un riesgo para la viabilidad de este municipio.

Seguridad (como en todo el país); movilidad, que incluye estacionamientos, topes, bacheo, coordinación de semáforos e inhibir la proliferación de motocicletas; tarifas de agua, que no necesariamente represente el fin de Aguakan, pero sí adecuar precios y calidad; y detener el crecimiento urbano, que aparenta ser ya una “anarquía permitida”, además del eterno problema de la disposición final de la basura, son los puntos base sobre los cuales deben hacer sus propuestas los candidatos a presidentes municipales, a diputados locales y federales, así como a senadores.

Amable lector, si llegan a su puerta los aspirantes a cualquier cargo de elección y su planteamiento no se basa en estos puntos, entonces el candidato sólo lo está vacilando, le está “dorando la píldora” y, o no conoce las necesidades de Cancún, o solo le dice lo que usted quiere escuchar, pero que son sólo ocurrencias, viles mentiras.

“Se acabarán los dos cancunes, terminaré con la desigualdad, habrá más escuelas, apoyos de transporte y bla, bla, bla”, son sólo parte de la sempiterna palabrería, de la que la ciudadanía ya está hastiada y que lo único que provocan es desconfianza hacia el político en particular y hacia la política en general.

Seguridad, movilidad, agua, crecimiento urbano y disposición de la basura son los puntos que se deben atener con atingencia y de manera impostergable para asegurar la viabilidad de Cancún como una de las ciudades más importantes del país y como el principal destino turístico de México.

Esos son los temas que se han convertido en los jinetes apocalípticos de Cancún, de una ciudad planeada para 250 mil habitantes y que hoy, a 54 años de su fundación, cuenta ya con cerca de dos millones (estimaciones), lo que le ha generado una serie de problemas propios de una macrópoli, y que demandan atención y solución.

Es momento, usted residente de Cancún, de priorizar lo general a lo particular, es decir, favorecer la atención de aquellos problemas que aquejan a todos o a gran parte de la población sobre los males que afectan a cada uno de nosotros.

Y es que los niveles de inseguridad en Cancún ponen en grave riesgo la actividad motora de la economía y el empleo como es el turismo, siendo que los malos de hecho ya se han apropiado hasta de las playas (reconocido así por los hoteleros).

La movilidad está a punto de generar un colapso en esta ciudad. No hay estacionamientos públicos en la zona hotelera ni en el centro de Cancún, y aun así hoy están cerrando la circulación en el Parque de las Palapas, lo que estrangulará toda esa parte del primer cuadro; mientras que se construye un puente sobre la laguna Nichupté, lo que generará más afluencia de vehículos a la zona de playas, sin que se atienda el problema del estacionamiento.

El permisivo crecimiento urbano también ha afectado a esta ciudad, que no logra brindar los servicios a la velocidad que se requiere, entre ellos luz, agua, seguridad, salud, escuelas, etcétera. Y finalmente, el eterno problema de la disposición final de la basura que tiene años colapsado y que poco caso se le ha hecho.

En fin… sirva esto para que los candidatos y la ciudadanía tomen nota y se piense siempre a favor de Cancún como ciudad, como una ciudad que merece ser de primera.

No permitamos que los candidatos traten de vernos la cara.