Todo con música
Ningún idioma, ninguna lengua, ni ninguna otra forma de expresión dice tan exactamente lo que los seres humanos sienten en determinadas situaciones como la música...
Ningún idioma, ninguna lengua, ni ninguna otra forma de expresión dice tan exactamente lo que los seres humanos sienten en determinadas situaciones como la música.
En ocasiones podemos escuchar la misma melodía sin texto, sólo instrumental, y aunque en el fondo recordamos y asociamos cierta escena, el resultado varía en demasía por el simple hecho de no escuchar el texto.
La música es una forma de expresión capaz de airear ideas, emociones, incluso, posee criterios estéticos de forma y color dados a ella por el compositor.
La música es una voz interior que de alguna manera logra apoderarse y expresarse en el cuerpo de las personas, conectándose con sus almas.
Las bellas artes, que son 4 realmente: arquitectura, música, pintura y escultura son el alimento del alma por excelencia, y una necesidad vital para tener una educación realmente integral.
Los países con gran cultura son aquellos en donde abunda la concordia y los desmanes son una minoría.
Y hablo de cultura aplicada, ya que en casi toda América Latina tenemos cultura al por mayor, para dar y prestar a muchos países, pero nuestros gobernantes están empeñados a no aplicarla en todos los niveles, y es por ello que existe tanto conflicto social.
La gente puede expresarse pintando, creando una escultura, pero la música es parte de todos.
Actualmente la mayoría de la población está conectada a un aparato reproductor de música y es el modo de expresión más común, y el más barato, hoy por hoy comparado con la escultura y la pintura.
Es así que el valor de la música en la sociedad, en la cultura y hoy en la salud es cada vez mayor, e indefectiblemente importante.
Estoy convencido que el poder de sanación del alma de las personas es el poema mejor escrito.
La música tiene el poder de hacernos volar, de hacernos sentir, nos eleva. La música, sea utilizada con cualquier fin, es expresión pura, y luego de pensar, sentir y escribir, nos podemos preguntar: ¿a dónde se va la música?… y yo diría que se va a donde mueren los sueños que la acompañan. Hasta la próxima semana.