La eliminación del fuero se ha convertido en el tema de moda en el Congreso local, donde todas las bancadas –con excepción del Verde y Nueva Alianza– ya presentaron sus iniciativas para derogar esa anquilosada figura de origen prerrevolucionario que protege a los diputados, magistrados y otros altos funcionarios –incluyendo al gobernador– de cualquier acción legal en su contra por delitos cometidos.

Con más o menos los mismos puntos y atrapados en la ola, los diputados del PAN, PRD, Encuentro Social, Morena y hasta del PRI hicieron llegar sus propuestas para eliminar el fuero en Quintana Roo las que serán analizadas en breve, pues al parecer una de las dos bancadas que no se han subido al tren del fuero estarán presentando su iniciativa en los siguientes días.

Por lo que se ve, Quintana Roo va que vuela para convertirse en el décimo estado de la República en quitar el fuero, aunque sus alcances todavía están por determinarse. Por ejemplo, en Jalisco, Campeche, Querétaro, Baja California, Nuevo León, Guanajuato y Ciudad de México, eliminaron el fuero sin distingos, incluso para los gobernadores, mientras que en Morelos solo se respetó el fuero para el mandatario estatal, y en Veracruz dejaron el fuero para diputados y magistrados, pero se lo quitaron al gobernador como uno de los últimos movimientos del prófugo ex gobernador Javier Duarte en contra de su sucesor.

Pero a pesar de la importancia que le están dando a este tema los diputados locales y algunos grupos de la sociedad, en realidad no representa un avance democrático digno de aplaudir, ya que la justicia selectiva en el estado y en nuestro país es un problema que va mucho más allá del fuero.

La prueba de ello está en que la mayoría de los ex funcionarios estatales y municipales de anteriores administraciones denunciados por malversación, peculado, fraude y enriquecimiento ilícito descarado, aún sin gozar de fuero no han pisado la cárcel.

La eliminación del fuero no resuelve nada; es más que nada un asunto mediático que los diputados podrán presumir como un paso de vanguardia en la legislación local, y por eso nadie quiere quedarse fuera.

 Qué bueno que se elimina el fuero, pero de nada servirá si la justicia sigue siendo esa dama ciega y sorda que no duda en sembrar la daga de la ley pura y dura a los pobres e indefensos, mientras apapacha a los miembros de las élites políticas y económicas.