Transparencia: Quintana Roo encabeza la defensa
En la entrega anterior hablábamos de la intención de la Cuarta Transformación de Andrés Manuel...
En la entrega anterior hablábamos de la intención de la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador, suscrita por su virtual sucesora, Claudia Sheinbaum Pardo, de desaparecer, absorber o fusionar por secretarías de Estado a los diversos órganos independientes que funcionan en el país, empezando por el INE, surgidos precisamente de un proceso democratizante y descentralizador que se viene dando en los últimos lustros, luego del trauma de la elección de Carlos Salinas de Gortari, manipulada por la Secretaría de Gobernación —entonces encabezada ominosamente Manuel Bartlett Díaz, que precisamente en este gobierno es el “hombre fuerte” y escandalosamente enriquecido con su familia con el “obsequio” de propiedades multimillonarias en Quintana Roo—, en un hito infame conocido como la “caída del sistema”.
Los consejeros del mermado Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), uno de los principales objetivos de los cuchillos largos de la 4T, se han defendido como gatos boca arriba, pero todo parece indicar que, a pesar de los sólidos argumentos democráticos que han esgrimido en defensa del órgano, la iniciativa López-Sheinbaum que se dictaminará en la próxima legislatura, con mayoría calificada de las fuerzas oficialistas, será aprobada casi por default, y el retroceso institucional más severo que haya sufrido el país en 35 años será un hecho consumado: volveremos a un estatismo centralizado con notable parecido al de la Cuba castrista y de la Unión Soviética, sistemas de los que casi sin ambajes el presidente se declara ferviente admirador.
Desde Quintana Roo nos llama la atención que, a pesar de un pronóstico parlamentario tan sombrío, una sólida defensa de la transparencia, la rendición de cuentas y el acceso a la información haya corrido a cargo precisamente de la titular del órgano atinente en el estado, que coordina a sus pares en la asociación de entidades a nivel nacional: Magda Lozano Ocman.
La coordinadora de los Organismos Garantes de las Entidades Federativas del SNT (Sistema Nacional de Transparencia) y comisionada presidenta del organismo garante de Quintana Roo, leemos en Proceso, “fue más allá al advertir que si se aprueba la propuesta de reforma se quebrantaría el equilibrio de poderes y regresaría a México a antiguos esquemas de gobierno.
“Es cierto que todas las instituciones pueden mejorarse y el INAI no es la excepción. Sin embargo, cualquier reforma debe basarse en un diagnóstico integral que incluya a la academia, a la sociedad civil y a las autoridades involucradas", sostuvo.
“Lozano Ocman propuso, entre otras acciones, impulsar el diálogo con las autoridades entrantes y buscar puntos de convergencia, así como solicitar a organismos internacionales su opinión técnica sobre la propuesta de reforma.
“Asimismo, pidió trabajar con la sociedad civil organizada, quienes han sido actores clave en la reforma constitucional y estarían en desacuerdo con este retroceso".
“También demandó involucrar a la academia especializada como la UNAM y el Colegio de México".
“‘La propuesta de reforma que desarticula los organismos garantes representa un retroceso para los derechos humanos que tutelamos, transferir las atribuciones de esos órganos a las instituciones gubernamentales, quebranta el equilibrio de poderes y nos regresa a antiguos esquemas’, advirtió”.
No podemos omitir en el análisis que la burocracia mexicana —y los trabajadores y directivos de los órganos autónomos pertenecen a ella— no ha podido deshacerse de una bien —o mal— ganada fama de abusos del erario, de corrupción y de proverbial ineficiencia, y ese es el argumento que un par de también permanentes vividores de los recursos del pueblo mexicano —el actual presidente y su virtual sucesora— utilizan para denostarlos y pretender expulsarlos del sistema, aunque solo los entusiastas de la Cuarta puedan ser tan miopes para no percibir revanchas políticas de un ser extremadamente sectario y rencoroso como lo es el político macuspano que seguirá gobernando desde La Chingada.
Esperemos que Quintana Roo, estado cuya gobernadora Mara Lezama Espinosa, es una verdadera estrella, se mantenga, como hasta ahora, al margen de los extremos iconoclastas que predominan en el país y al parecer seguirán por lo menos durante seis años más.
De la Cuarta Transformación, ojalá que Mara tome lo bueno —que evidentemente lo hay, y no poco— pero que de lo malo, de lo fanático y regresivo se mantenga tan lejos como si de la peste bubónica se tratase.