Lo anticipamos el miércoles 12 en este espacio: era cuestión de tiempo, “tan pronto como esta misma semana”, y así fue: al dia siguiente, el jueves, la XVIII Legislatura del estado aprobó por unanimidad el trámite legislativo (en Comisiones y en el Pleno) sobre el cambio de nombre a Playa del Carmen, al municipio que dejará de llamarse Solidaridad, que preside Estefanía Mercado. Sin contratiempos, como igual se anticipó.

Ser aprobada la diligencia por unanimidad y sin contratiempos revela diversos detalles que no pueden escapar al ojo ciudadano: la propuesta de llamarlo definitivamente “Playa del Carmen” como se conoce mundialmente, siempre contó con apoyo transversal, de sectores diversos; incluso, más allá de la Riviera Maya.

Solamente un grupúsculo que actuó motivado por interes particulares y familiares intentó sembrar una duda sin mayor sustento, bajo la impresentable tutela del regidor “Chanito” Toledo. Es el mismo bando que alborotó el Congreso en breves lapsos de aquella sesión histórica del pasado jueves, con un jocoso final conocido.

Pero su insostenible reclamo no tendrá valor ni vigencia cuando “sea ley”; esto es, después de que los Cabildos avalen lo aprobado en el Congreso y posteriormente se publique en el Periódico Oficial del Estado para que surta efecto constitucional. Otra vez, cuestión de tiempo.

De hecho, la batalla siempre la tuvieron perdida. Quien ganó en ese terreno político, indudablemente, son la presidenta municipal y su equipo, por su cabildeo eficaz en todas las instancias correspondientes. También, obviamente, ganan el pueblo y los ramos directamente vinculados a la industria económico-turística que se beneficiarán de promoción e inversiones, que son la mayoría.

Cabe decirlo: uno de los objetivos obedece a una promoción dirigida. La exposición de motivos es amplia y rica en conceptos e ideas, porque, en realidad, es mucho más que un cambio de nombre. Por ello la llamada oposición votó a favor en el Congreso: PAN, PRI y Movimiento Ciudadano se subieron al carro de la victoria. Son los mismos partidos que han pedido a sus representantes comportarse con “madurez y conciencia”. Al aprobar, dan por hecho que de positivo tiene todo.

Estefanía puso la agenda del tema de principio a fin, no la camarilla derrotada. Es un triunfo político indiscutible. Uno más a su cuenta personal, el cual comparte con el movimiento que la arropa: la 4T.