Turismo: el sur, ¿existe?

A mediados de enero tuvimos presencia en la Fitur de Madrid, que es para nosotros la feria en la que concurren varios de nuestros mercados...

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En Berlín, y muy en serio, estamos ofreciendo algo distinto a los centroeuropeos. En las últimas semanas, dada la cercanía de importantes escaparates turísticos de principios de año, hemos platicado con algunas de las autoridades que han llevado la oferta turística de Quintana Roo al mundo.

A mediados de enero tuvimos presencia en la Fitur de Madrid, que es para nosotros la feria en la que concurren varios de nuestros mercados más importantes del Viejo Continente. Ahí, a pesar de que justo en esos días se presentaron sucesos violentos en Playa del Carmen y Cancún –las balaceras en la discoteca playera Blue Parrot y el ataque con armas de alto poder a la Vicefiscalía General del Estado– con diferencia de sólo un día, la delegación de nuestro estado, encabezada por Marisol Vanegas Pérez, secretaria estatal de Turismo, logró no sólo evitar que llegara a ser atinente la palabra “crisis”, sino que las connaturales intenciones de nuestros clientes mayoristas de reducir tarifas a la menor provocación quedaran sin efecto.

Sin duda se demostró mucha capacidad de un sector maduro y solvente –lo cual es alentador– pero, en la vorágine informativa, dentro de México y Quintana Roo tal vez ya no llegamos a percibir rasgos muy interesantes de la política turística del gobierno de Carlos Joaquín González expuesta en España, que busca diferenciarse de la de sus antecesores, quienes acaso sólo aprovecharon nuestras bellezas naturales e ingente infraestructura hotelera para sostener un liderazgo que, a pesar del discurso oficial de casi 12 años, no tuvo mayor argumento que el tremendo atractivo que ejercen las playas de Cancún y la Riviera Maya, ya de por sí, en todo el orbe.

La importante IBT de Berlín en la que participan México y desde luego su destino emblemático Quintana Roo resulta idónea para poner a prueba la promoción de nuestro estado como una oferta de unidad, como nos lo expresó en reciente entrevista la secretaria Vanegas. Lo novedoso de ese punto de vista que preconiza la diversificación del turismo – y de todos los órdenes de nuestra actividad económica– del Pan Estatal de Desarrollo de Carlos Joaquín es que ya estamos proponiendo una oferta diferenciada de la tradicional de sol y playa, basada en la cual el turismo alemán, verbigracia, nos sitúa en el tercer lugar de sus preferencias de Latinoamérica, después de Brasil y República Dominicana. Es cierto que los atractivos playeros de Río de Janeiro y Punta Cana seguirán siendo equiparables a los del norte de Quintana Roo y seguiremos en la muy pareja disputa por los mercados de países como Austria, Suiza, Holanda, Chequia, Polonia, Hungría y Ucrania, por hablar sólo de las economías más grandes, pero la diferenciación es lo que se está ensayando ahora. Glosamos un comunicado oficial de la cartera turística estatal: “Acompañada de los directores de los Fideicomisos de Promoción Turística de Cancún, Riviera Maya y Grand Costa Maya, la Secretaria de Turismo Marisol Vanegas Pérez, destacó que los circuitos Arqueológico, Guerra de Castas, Costa Maya y Cultural de Mundo Maya que se presentan en Berlín, están listos para la venta inmediata y directa de los productos del Sur de Quintana Roo”.

¿Qué se necesita para que los turistas de Europa Central y en particular de Alemania se decanten por Quintana Roo –y por México, porque la unidad también debe ser característica de la oferta a nivel país–, en vez de irse a Copacabana, digamos?

El alemán es nuestro sexto mejor mercado para el turismo extranjero. Con una de las más sólidas economías del mundo, el trabajador germano es capaz de viajar por el mundo más de una semana al año sin mayor apuro. Pero además estos viajeros disponen del tiempo que les impele a diversificar sus actividades. La Sedetur nos informa que el gasto promedio es de tres mil dólares y la estancia de ¡17 jornadas! No suena muy razonable para nadie con los recursos pasarse tantos días tostándose cual iguana en la playa. Promover ahora sí en serio los atractivos del sur y el centro de Quintana Roo que conforman rutas muy plausibles podría en verdad hacer que las zonas económicamente deprimidas del estado se beneficiaran en verdad de la promoción de la marca-país, la marca-estado y las marcas-destino –Cancún, Riviera Maya, sobre todo–, porque ya están ofertadas de origen –hoy mismo, en plena IBT– en el corazón de Europa.

Para los productos de turismo arqueológico Mesoamérica –y en particular la Península de Yucatán– es inigualable. Lo interesante para el sur de Quintana Roo es que los desarrollos más importantes y que son una sólida alternativa a los tradicionales –y claro: complementarios– de Chiapas, Campeche y Yucatán como Palenque, Calakmul, Uxmal y Chichén Itzá, amén del local y exitosísimo de Tulum, se sitúan en los municipios de Bacalar y el capitalino Othón P. Blanco: Chacchoben, Xcabal –una de las ciudades más importantes de la civilización maya, con las estructuras más altas, que aún no abre al público pero se espera que pronto lo haga, como un gran acontecimiento para la arqueología mundial–, Kohunlich, Dzibanché-Kinichná y Oxtankah, verbigracia.

La Ruta de las Iglesias que bordean la carretera Dziuché-Tihosuco y se enlaza con los sitios representativos de la Guerra de Castas, en los municipios de José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto, ofrece muestras histórico-culturales de gran valor artístico, muy adecuadas al perfil menos “comercial” de los viajeros europeos con respecto a los estadounidenses.

La misma cultura maya viva de nuestra población indígena, parte muy importante de nuestra demografía, tiene mucho que ofrecer al mundo por la valiente y tesonera preservación de sus tradiciones, su espiritualidad y su modo de vida y, para acabar, podríamos preguntarnos por qué el sur de Quintana Roo no es una potencia ecoturística al nivel de Costa Rica e incluso Belice teniendo tantas riquezas naturales que ofrecer entre selvas, manglares, humedales, reservorios de vida natural y actividades de turismo de aventura que apenas están por desarrollarse.

A cada mercado hay que proponerle lo que apetece y despertar su apetito por productos novedosos e interesantes, de los que en México y Quintana Roo tenemos gran variedad.
A ver si ahora sí va en serio.

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