Con el manual del traidor Victoriano Huerta en mano, Rafael Pantoja Sánchez (subsecretario de educación básica) se ha convertido en un tumor cancerígeno en la SEyC, pues su área –la más importante y numerosa por el número de escuelas que dependen de ella– se está llenando de problemas que el funcionario no resuelve porque está obsesionado con la silla mayor que ocupa Marisol Alamilla Betancourt.

Rafael Pantoja tiene una sola jefa: su cuñada Daisy Baeza Rodríguez, la dama de hierro del villanuevismo. Con tal respaldo este perverso burócrata con suerte maniobra a espaldas de la Secretaria de Educación, sumando a su causa a aliados de su calaña como Carmen Castañares Márquez, directora de Recursos Humanos exhibida recientemente por humillar a un subordinado.

El subsecretario de educación básica de la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC) fue uno de los sobrevivientes de la “limpia” en la Secretaría de Educación, ya que formó parte de la satanizada administración del ex secretario José Alberto Alonso Ovando pero fue ascendido por Marisol Alamilla Betancourt a la subsecretaría de mayor peso en la dependencia. Pero la ineptitud de Pantoja Sánchez brotó de inmediato, pues apenas tomar el cargo los problemas empezaron a brotar en los planteles, desde preescolar hasta secundaria.

Las que más han sufrido la nula capacidad de gestión de Rafael Pantoja son las escuelas de tiempo completo que cada vez están peor: cero apoyo para infraestructura, escasez crónica de personal, falta de espacios adecuados para atender a los niños las ocho horas que permanecen en el plantel y comedores abandonados a su suerte.

Las incontables quejas de los padres de familia caen en saco roto, porque el subsecretario no soluciona los problemas de las escuelas, ni acepta las propuestas de los padres de eliminar el fallido programa o recortar el horario, ya que esto expondría su fracaso.

Peor aún: maestros de secundaria de la zona norte han alzado la voz acusando al subsecretario de cometer actos de corrupción aprovechando su puesto, denuncia que entregaron por escrito a la secretaria de educación, pero que no tuvo consecuencias.

Los maestros inconformes acusaron a Rafael Pantoja de venta de contratos y plazas que no tienen el filtro del examen de oposición, y de escamotear el pago de horas de los maestros tutores, a pesar de que la Federación radica recursos específicos para ello.

La traición es el principal pasatiempo de Rafael Pantoja, porque los estudiantes pueden esperar.