Urge en Bacalar políticas públicas ambientales

La sociedad civil organizada de Bacalar deberá ponerse de acuerdo lo más pronto posible...

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La sociedad civil organizada de Bacalar deberá ponerse de acuerdo lo más pronto posible para crear en el corto plazo los instrumentos de planeación y desarrollo que le den viabilidad ecológica, orden y certeza, pues a 11 años de lograr la autonomía administrativa como municipio, sus planes de crecimiento continúan basados ampliamente en lo que quedó establecido cuando formaba parte de Othón P. Blanco.

Desde el 2006, cuando todavía era parte de Othón P. Blanco, logró la denominación de Pueblo Mágico y desde ahí empezaría a ser más visible la presencia de grupos promotores del cuidado del medio ambiente que no son originarios de la comunidad pero que fueron abriéndose paso y desde el 2008 empezarían hacer comentarios sobre el cuidado del sistema lagunar para respaldar la faceta turística que la Sectur le confirió.

Ya al alcanzar la autonomía como municipio en 2011, el tema de los planes de desarrollo urbano municipal así como el ordenamiento ecológico del territorio pasaron a ser parte de los discursos y proyectos de quienes ostentaron las administraciones del Ayuntamiento pero poco han logrado avanzar.

El tema del ordenamiento del medio ambiente entró en estira y afloja debido a la intensidad de presuntos ambientalistas que empezaron a presentar la sustentabilidad de la laguna como una catástrofe ecológica, mostrando que los cambios en los colores del cuerpo de agua y una mortandad de caracol chivita, especie endémica de la laguna, como consecuencia de una sobreexplotación y falta de regulación ambiental y por lo tanto empezaron a promover la creación de área natural protegida.

Cuando propietarios de terrenos con posibilidades de desarrollo turístico escucharon la idea impulsada principalmente por académicos y asociaciones supuestamente amigas del medio ambiente, de crear área natural protegida la laguna de Bacalar, entonces despertaron del letargo y ahora si les interesó y empezaron a investigar para caer en la cuenta que es una camisa de fuerza que sólo favorece a quienes la impulsaron.

Y es que se tiene claro que la figura de área natural protegida no es una garantía de crecimiento ambiental, en la entidad hay varias del orden federal y estatal y no representan un beneficio para la comunidad; sin ir más lejos, la reserva de la biosfera de Sian Ka´an, la más conocida y en la que existe un reclamo de los carrilloportenses porque los ha marginado de posibilidades de aprovechamiento.

Los desacuerdos que han surgido en Bacalar sobre la mejor manera de tener un aprovechamiento de la laguna han frenado la generación de programas de ordenamiento porque los promotores del cuidado del medio ambiente sólo concentran su interés en el cuerpo de agua, cuando el resto del municipio tiene vocación agropecuaria y forestal, pero su único interés está en el sistema lagunar por los beneficios económicos que representa.

Fueron esos mismos supuestos ambientalistas los principales opositores al desarrollo de las competencias de motonáutica argumentando que las lanchas y las gasolinas eran un peligro para la laguna de los Siete Colores y se aprovecharon del desconocimiento de la población para generar la animadversión a una actividad que le daba más beneficios ecológicos y económicos a Bacalar que ya figuraba  en circuitos nacionales e internacionales y sus aceites y combustibles ya son más amigables con el medio ambiente.

Le toca a la sociedad civil organizada de Bacalar trabajar más en el diseño de sus políticas públicas ambientales para no seguir al margen del desarrollo y puedan aprovechar más y mejor todo el potencial que tienen en las manos.

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