¿Y mi huella ecológica personal?
No siempre he sido un ciudadano preocupado por el impacto que generan mis...
No siempre he sido un ciudadano preocupado por el impacto que generan mis acciones en el medio ambiente y en la sociedad; la verdad es que no. Son de esas cosas con las que uno no nace, y a todos nosotros el contexto, la educación, el círculo cercano, las experiencias de vida, entre otras cosas nos hacen (o nos harán) empezar a ser más conscientes de lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Y si, tuve mi época consumista, donde comparaba por comprar, por estar “a la moda”, por tratar de pertenecer, o simplemente (porque no) porque podía y porque se me antojaba; y claro, ahora viendo hacia atrás, cuestiono cosas, pero también entiendo que mi contexto y mis prioridades eran diferentes, como las de una gran parte de la población de este planeta.
Vivir en Quintana Roo, estar involucrado en temas ambientales y sociales desde hace muchos años, conocer sitios maravillosos, pero extremadamente frágiles, escuchar testimonios de impactos, pero también de casos de éxito, rodearme de un círculo analítico y crítico del estado de las cosas, me ha llevado a reflexionar acerca de mi impacto y ser más consciente de ello.
Y en ocasiones estas reflexiones pasan en los momentos menos pensados; acaban de preguntarme que tal nos fue en el año y claro, la primer respuesta fue que muy bien porque habíamos tenido oportunidad de viajar mucho y transmitir la importancia de hacer turismo responsable en México y Latinoamérica… E inmediatamente me vino a la cabeza la cantidad de emisiones de CO2 que cada uno de esos viajes generó, y el impacto que mis acciones tienen en temas de cambio climático.
Y lo importante no solo es pensarlo, sino buscar alternativas para reducir esa huella ambiental; hoy, afortunadamente, existen muchísimas opciones para tener un consumo más responsable, para actuar diferente, en el día a día, para compensar aquel impacto que no podemos evitar y para ser un ciudadano global, pero consciente.
Como empresa, por ejemplo, nosotros medimos anualmente nuestras emisiones de CO2 y compramos bonos de carbono en el proyecto Scolel Té en Chiapas, lo que no solo compensa nuestras emisiones, sino que ayuda a comunidades rurales a mantener sus activos ambientales y mejorar su calidad de vida. También participamos y hacemos campañas para generar conciencia, demostramos el “cómo sí” se pueden hacer las cosas, impulsamos cambios legislativos y de política pública para que eso suceda. Es parte de nuestro ADN empresarial, y seríamos incongruentes con nuestra visión y valores si no lo hiciéramos.
Y en lo personal, también hacemos acciones simples pero que sabemos que generan impactos positivos; separamos residuos en casa, y los llevamos al Reciclatón cada mes donde se les da un segundo aprovechamiento, reducimos nuestros consumos de carne para evitar emisiones de CO2, tratamos de comprar lo menos empaquetado posible, mantenemos nuestros autos en buenas condiciones para evitar consumo excesivo de gasolina, nuestros regalos (a cumpleañeros o de navidad ) generalmente son comprados a comunidades locales, ahorramos al máximo agua y energía, entre otras cosas.
Y por supuesto que no ha sido fácil, pero tampoco es imposible. Todo es cuestión de entender que, si somos más de 7,000 millones de habitantes en este planeta, los cambios deben venir desde nosotros mismos, no hay otra opción. No debemos eludir la responsabilidad y pasarla a alguien más (llámese gobierno, empresa, organizaciones civiles u otros).
¿Nuestros propósitos para año nuevo? Seguir en este camino, sabemos que es el único que nos permitirá tener el futuro que deseamos; seguir disminuyendo impacto con pequeñas o grandes acciones y, sobre todo, pasar la voz e involucrar cada vez más a otros que, como nosotros en algún momento, no habíamos hecho conciencia del tema.
¿Qué hacen ustedes para disminuir su impacto? ¿Y a qué se comprometen en el siguiente año?