Corey, un niño de 12 años originario de Arizona, Estados Unidos, tuvo la mala fortuna de toparse con el ‘fireball challenge’, el cual le dio tanta curiosidad que decidió hacerlo, sin pensar que algo malo podría pasarle.

En agosto del año pasado, Tiffany, madre del chico, se despertó por los ensordecedores gritos de su pequeño a quien encontró envuelto en llamas.

"Debido a las redes sociales, mi bebé quedó marcado de por vida. Su camiseta de poliéster se había derretido completamente en su piel".

“Terminé agarrando la manguera de mi grifo de la cocina y simplemente rociándolo con agua e inundando mi cocina hasta que llegó el 9-1-1. Mi hija también lo escuchó, así que se despertó y agarró una toalla y lo empapó en agua fría y la puso sobre él para tratar de ayudar con las quemaduras”, reveló la madre.

Los paramédicos le dijeron a la madre de Corey que encontraron a su hijo con una botella de alcohol isopropílico en una mano y que con la otra la había encendido.

A pesar de lo que había ocurrido, Corey le repetía a su madre ‘lo vi en un video’.

“Busqué el video en mi teléfono y vi cientos de ellos sobre niños que habían intentado cosas similares como parte de un desafío de TikTok, muchos de los cuales habían salido mal”, afirmó Tiffany.

Debido a la gravedad de sus heridas, Corey fue trasladado al Banner Diamond Children’s Medical Center, donde ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos.

Ahí, fue puesto en un coma inducido con un ventilador para ayudarlo a respirar.

12-year-old boy turns into ‘human fireball’ in TikTok challenge gone awry: ‘My baby is scarred for life’ https://t.co/dCzHKLKozD pic.twitter.com/RI9eb5lGlB

— New York Post (@nypost) April 5, 2024

Niño termina con quemaduras de tercer grado en más del 45% de su cuerpo

Una evaluación cuidadosa determinó que Corey había sufrido quemaduras de segundo y tercer grado en el 45 al 50 por ciento de su cuerpo, incluyendo cara, cuello, barbilla, orejas, espalda, brazos y pierna izquierda.

Para reparar el daño en su cuerpo, Corey pasó por cuatro cirugías de desbridamiento y recibió cinco injertos de piel.

Fue hasta septiembre que el niño salió del hospital, sin embargo, aún tenía un largo camino que recorrer, el cual involucró sesiones semanales de fisioterapia y otros procedimientos para ayudar a su movilidad y recuperación.

"Corey está muy bien y ha vuelto a la escuela," dijo su madre. "Está programado para comenzar la terapia con láser en sus brazos este mes".

"He hablado con él sobre el desafío, pero no puede recordar lo que sucedió”.

Con información de New York Post