¿Tuviste a 'la mamá más mala del mundo'?

Algunos ya conocen esta lectura, si no es tu caso, te la compartimos en ocasión de celebrarse hoy en México el Día de la Madre.

|
De niños no entendemos que todo lo que hace nuestra madre es por nuestro bien. Imagen de contexto.(Archivo/Notimex)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

SIPSE.com
MÉRIDA, Yuc.- Algunos ya conocen esta lectura y quizás la relacionan con pasajes de su niñez y adolescencia; si no es tu caso, aquí te la compartimos en ocasión de celebrarse hoy en México el Día de la Madre. 

Nosotros tuvimos la mamá más mala del mundo, mientras otros niños comían lo que querían, nosotros teníamos que desayunar cereal, huevos, leche y pan tostado.

Cuando otros niños tomaban muchos refrescos y comían sin cesar dulces, pasteles y muchas botanas, nosotros teníamos que comer frijoles, aguas frescas, verduras, carne y pescado.

Cuando fuimos creciendo se hizo más mala, nuestra madre insistía en saber dónde estábamos, parecía que estabamos encarcelados. Tenía que saber quiénes eran nuestros amigos o con quién andábamos y lo que estábamos haciendo a cada instante. Nos insistía mucho en que si decíamos que nos íbamos a tardar una hora en algo o en algún lugar, debíamos tardarnos solamente una hora.

Pero siguió siendo cada vez más mala. Me da vergüenza admitirlo, pero hasta tuvo el descaro de romper la ley federal del trabajo de los niños. Nos enseñó a lavar nuestros trastes, tendíamos nuestras camas, barríamos y trapeábamos nuestra recamara, lavábamos nuestra ropa, nos mandaba a la tienda de la esquina a que le hiciéramos mandados y aprendimos cosas muy crueles como cocinar y otras que de plano no queremos recordar. Nos parecía que se quedaba despierta toda la noche pensando qué podía hacernos al día siguiente para molestarnos.

Cuando llegamos a la adolescencia fue más sabia y nuestras vidas se hicieron más terribles. Siempre insistía en que dijéramos la verdad y que le tuviéramos confianza. Nadie nos podía chiflar o tocar el claxon para que nosotros saliéramos corriendo, pues nuestros amigos tenían que tocar la puerta de nuestra casa y preguntar por nosotros. 

Se convirtió en una metiche total; quería que le informáramos el nombre de cada amigo; quiénes eran sus padres, a qué se dedicaba nuestro amigo, y sus padres dónde vivían; a qué escuela asistía nuestro amigo y qué estudios cursaba y muchas cosas más, sobre todo cuando queríamos ir a alguna fiesta, ya ustedes se han de imaginar. Por eso digo que nuestra madre fue un fracaso completo.

Sin embargo, ha pasado el tiempo y ninguno de nosotros ha sido arrestado por vago, ebrio o por tener problemas con drogas. No hemos participado en actos de violencia. Cada un de nosotros estamos trabajando para lograr un mejor futuro y solo nuestro esfuerzo será lo que nos haga cada día mejor. 

A nadie podemos culpar de nuestro futuro, cualesquiera que sea, nuestra madre hizo que nos convirtiéramos en adultos educados, respetuosos, honestos y trabajadores.

Ahora que soy madre, estoy educando a mis hijos con las mismas enseñanzas y de la misma manera que mi madre nos educó. Me siento muy orgullosa cuando mis hijos me dicen que soy mala, muy mala madre.

Verán, les digo, con el tiempo ustedes le darán gracias a Dios por haber tenido, como yo la tuve, la mamá más mala del mundo.  

Lo más leído

skeleton





skeleton