La francesa que le sacó provecho a la cárcel de Santa Martha

A pesar de tener buen comportamiento, Natacha Lopvet nunca pudo obtener el beneficio de libertad anticipada.

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Natacha fue condenada a 10 de prisión, por lo que decidió que del encierro sacaría provecho. (artres.org)
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Leticia Fernández/Milenio
CIUDAD DE MÉXICO.- La francesa Natacha Lopvet fue detenida y sentenciada a 10 años de prisión por introducir ilegalmente droga al país y aunque siempre mostró buen comportamiento simplemente nunca pudo acceder a un beneficio de libertad anticipada.

Erguida, de piel blanca, cabello corto y con una bolsa en la que siempre carga libros, folletos y guiones de obras de teatro, la mujer recuerda los sinsabores de la prisión.

Ella fue detenida en abril de 2007, la acusaron de delitos contra la salud y aunque se defendió, la declararon culpable. Un trago duro que debió enfrentar sola alejada de su familia y apenas con una ayuda consular.

Natacha aprendió a sobrevivir y decidió que del encierro sacaría provecho. Así lo hizo cuando decidió inscribirse en cada uno de los cursos que eran organizados por la dirección del Centro Femenil de Reinserción de Santa Martha Acatitla.

Actividades deportivas, manualidades, clases extracurriculares de idiomas, computación y más, pero sobre todo, Natacha se focalizó en las artes, en desarrollar cada una de las actividades culturales que provenían del encierro.

Natacha, detenida en abril de 2007 por delitos contra la salud, aprendió a sobrevivir en prisión

Así, colaboró en la realización del mural que da vida al penal femenil, al que llamaron “El Grito”. Además de hacer collages y creaciones literarias que algún día, dice, espera ver publicadas.

Ella ahora tiene 43 años de edad y el próximo año obtendrá su libertad al cumplir los 10 años que un juez federal le impuso como sentencia condenatoria por delitos contra la salud.

Durante todo este tiempo su abogado trató de convencer a las autoridades para que a Natacha le concedieran su libertad anticipada, un beneficio de ley que para todas las mujeres acusadas de transportar, introducir y poseer drogas está exento aun cuando el proceso de reinserción sea satisfactorio.

Desde prisión, Natacha y decenas de internas, más de 40, criticaban esa ley. Mujeres extranjeras utilizadas para ingresar cocaína y heroína. Mujeres mexicanas que por ayudar a sus familias cobraban 500 pesos por meter marihuana a las cárceles oculta en sus partes íntimas.

“Cómo es posible que la ley deje salir a personas que matan a sus hijos, a sus madres, que roban una y otra vez, que defraudan, que agreden y a nosotras que estamos por poseer droga nos condenan sin beneficios”, dijo.

Sin embargo, hoy se abre una alternativa de libertad para ellas con la aprobación que hicieron los senadores de la Ley Nacional de Ejecución Penal en la que se contempla preliberar a las mujeres presas por delitos de portación o consumo de mariguana en baja cantidad y los robos por hambre.

Natacha seguirá siendo profesora de francés, competidora en los deportes, cantando en la rondalla, impartiendo cursos de ajedrez y creando composiciones que algún día llevará al teatro.

El tiempo que tarde en aplicarse la nueva ley intrínseca en el nuevo sistema de justicia que imperará en todo el país tal vez no alcance a beneficiar a Natacha. Ella estará libre en abril del próximo año.

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