Los carros viejos en Cuba, entre sueños y pesadillas

Con la apertura hacia Estados Unidos, los dueños de autos clásicos esperan que adquieran mayor valor.

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Los automóviles viejos son de los principales atractivos del turismo en Cuba. (Archivo/AP)
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Agencias
LA HABANA, Cuba.- En Cuba los viejos automóviles estadounidenses fabricados en Detroit mantiene sus precios estables y altos a la espera de que, de alguna manera, el proceso de "deshielo" entre La Habana y Washington pueda traer una bonanza.

Esos "carros", tal como llaman los cubanos a los autos, pueden ser un sueño para los nostálgicos o una pesadilla para los coleccionistas.

Un Chevrolet de 1955, Bel Air, está por ejemplo a la venta en en Internet en La Habana a unos 30 mil dólares. "Es un carro de detalles, muy hermoso a la vista, aire acondicionado y que funciona a la perfección", afirma la promoción como parte de ese "sueño" en cuatro ruedas.

Algunos cubanos se niegan a vender sus 'almendrones' debido al valor sentimental que les adjudican

"El motor de Toyota que tiene el Chevrolet cierra con lujo la calidad del auto", se agrega, en una pincelada de pesadilla para quienes buscan "originales", tal y como salieron de la fábrica en Detroit, hace nada menos que 60 años.

Entre los cambios que ha aplicado el gobierno del presidente Raúl Castro desde 2008 estuvo la apertura en 2011 de un comercio nacional de compra y ventas de vehículo privados. Hasta ese año, y desde la década de los años 60, los "traspasos" legales entre ciudadanos de "carros" obtenidos después de 1959 no estuvieron autorizados. En esa etapa el Estado se encargó de vender de manera limitada autos de paseo rusos a algunos cubanos a partir de sus profesiones o tras cumplir misiones en el extranjero. 

Los cada vez más viejos "almendrones" -tal como se bautizaron en esta isla a los vehículos estadounidenses- sí pudieron en cambio ser comprados y vendidos de manera legal. Durante décadas el mercado fue de ellos, en "competencia" con carros rusos Lada y Moscovich, en esa época nuevos. 

El año pasado el gobierno autorizó además las ventas a los cubanos por agencias estatales de vehículos modernos usados no estadounidenses: pero los precios oscilan entre 43 mil y 200 mil dólares, fuera del alcance de la gran mayoría.

"A lo mejor (quizá) con las nuevas relaciones entre Cuba y Estados Unidos aquí autorizan a importar en algún momento piezas para los almendrones. En el caso que ésto ocurra, esos carros se convertirán en clásicos y podrán venderse a precios muy altos", comentó Orestes Pérez, un mecánico precisamente de los "carros americanos". 

"Ese es otro sueño", estimó a su vez Enrique Fernández, un ingeniero de La Habana que dijo haber "estudiado" el asunto: "Primero, no es nada fácil conseguir en EU piezas para autos que tienen 60 y hasta 70 años de fabricados. Segundo, en Cuba es el Estado el que importa y no va a llenar de carros viejos la isla", estimó.

Ofertas

Por lo pronto, quizá por nostalgia o porque confían en poder "traer" piezas originales, algunos cubanos no quieren vender sus "almendrones". "No. Por nada voy a vender mi Studebaker de 1949. Fue de mi padre y él me lo regaló", comentó por ejemplo Nilda, de 63 años.

Gráciles o renqueando, los Ford, Plymouth, Chevrolet, Edsel, Oldsmobile y otros "cuatro ruedas yanquis" siguen circulando en Cuba bajo la mirada cada vez más atenta de las autoridades del tránsito, que aumentaron su exigencia de calidad y seguridad para entregar licencias de circulación.

De ahí que los "almendrones" estén cambiando ese nombre por el de "Frankestein". De una u otra manera, las ofertas no faltan. "Vendo Dodge petrolero con motor de Mercedes Benz", dice un anuncio en Internet. "Se vende Buick 1953 en buen estado con motor y caja de Hyundai", dice otro. "Se vende un Chevrolet-Plymouth 50 con mecánica de Volga", oferta un tercero.

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