Agencias
BUCAREST, Rumania.- Los rumanos enfurecieron con el gobierno del presidente Sorin Grindeanu, que en cierta medida legalizó la corrupción en ese país de Europa del Este. Más de 200 mil personas se manifestaron en la capital, Bucarest, y otras ciudades rumanas. 

Tras las protestas renunció a su cargo el ministro de Comercio, Florin Jianu. La decisión, según escribió en su cuenta de Facebook, fue tomada "por razones morales y por el bien" de sus hijos.

Solo en la capital salieron a las calles más de 100 mil personas, en lo que se estima la manifestación popular más imponente desde las que en diciembre de 1989 llevaron a la caída del régimen comunista de Nicolae Ceausescu, de acuerdo con Ansa Latina. 

Según la prensa local, en la capital se registraron incidentes aislados entre manifestantes y policías que causaron cinco heridos y unas 60 detenciones.

Grave problema

La protesta fue desatada por un decreto de urgencia del gobierno que despenaliza el abuso de autoridad y otros delitos de corrupción cuyo daño no supere una cierta suma de dinero.

El ejecutivo del socialdemócrata Grindeanu anunció además un proyecto de amnistía en un intento de aligerar la situación de sobrepoblación carcelaria.

Gran parte de la sociedad interpretó esta medida como un intento del gobierno de banalizar la lucha contra la corrupción, considerada un grave problema en el país.

"Ladrones, ladrones", gritaban los manifestantes pidiendo la renuncia del gobierno.

Las manifestaciones se replicaron en ciudades como Timisoara, Cluj, Iasi y Sibiu.