Protegen Laguna de los Siete Colores del ataque del pez diablo

La presencia de esta especie invasora pondría en riesgo a los estromatolitos y alteraría el ecosistema lagunar.

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Este depredador marino pondría en riesgo a los estromatolitos ubicados en la laguna de Bacalar. (Javier Ortiz/SIPSE)
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Javier Ortiz/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- Para reforzar las acciones encaminadas a proteger la Laguna de los Siete Colores de la presencia del pez diablo, un par de bacalarenses se sumaron a la Red de Investigación de la Región Usumacinta en México (RedRum), que está conformada por especialistas de diversas partes del país, entre las que se encuentra Chiapas, Oaxaca, Puebla, Yucatán y Campeche, entre otras.

Las acciones de cada una de las entidades que conforman esta organización, permitirán adoptar algunas que sirvan para conformar un muro de contención para evitar que este depredador ingrese a la Laguna de los Siete Colores y ponga en riesgo el ecosistema de todo el cuerpo lagunar.

Crean barreras contra especies invasoras

José Alfredo Chí López, director de Ecología y Medio Ambiente Municipal, dio a conocer que junto con Francisco Martínez Rodríguez, especialista en la materia, son los únicos dos integrantes del RedRum en toda la entidad, que tienen como propósito crear barreras contra especies invasoras en los cuerpos de agua, que en el caso de Bacalar es la Laguna de los Siete Colores.

Subrayó que hasta el momento, se tiene contemplado instalar trampas Chuuk Kay (trampas de fondo con mecanismo que excluye a otras variedades de peces) en el Río Hondo, en el tramo comprendido entre la comunidad de la Unión y Francisco Botes, que es donde se han detectado casos de este depredador marino, de modo que por el momento se descarta que en la Laguna de los Siete Colores, se instalen trampas de este tipo.

Presencia del pez diablo

Estudios realizados por investigadores de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), revelan que la presencia del pez diablo en la Laguna de los Siete Colores, pondría en serio riesgo a los estromatolitos y alteraría en gran manera el ecosistema de ese cuerpo lagunar.

De acuerdo a datos proporcionados por estudiosos de Ecosur, el primer registro de aparición del pez diablo, fue en el año 1995, en el río Mezcala en la cuenca del Balsas y a la fecha se le puede ubicar en Morelos, Michoacán, Guerrero, Nuevo León, Tamaulipas, Tabasco, Chiapas y Campeche.

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