Lo obedecí, era mi papá: víctima de Succar Kuri (audio)

Edith Encalada busca evitar que su abusador evada la condena que ya purga.

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Jean Succar Kuri enfrenta una condena de 112 años por pederastia, misma que actualmente pretende esquivar. (Expresiónlibre)
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PRIMERA DE TRES PARTES
Claudia Olavarría/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- A 14 años de la denuncia de Jean Touma Hanna Succar Kuri, su víctima, Edith Lorena Encalada Cetina, rompe el silencio sobre su relación con el empresario, encarcelado en el penal de máxima seguridad de Almoloya, quien mediante un amparo directo busca tirar los 112 años de condena por pederastia en contra de siete menores de edad.

Ante la medida de Succar Kuri, ella a través de un amparo de adhesión busca ratificar la condena del pederasta, por ser una de las víctimas de este hombre.

La vida de Edith Encalada en 1997 cuando era una niña entrando a la adolescencia tuvo un giro cuando “Sandra”, la hermana de su mejor amiga, la invitó a conocer al pederasta Succar Kuri, un hombre de 50 años que abusó de ella durante tres años, en esa época cursaba el segundo grado de secundaria.

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A los ocho de años de edad, Edith descubrió que su padre biológico no había querido saber nada de ella y que el apellido que lleva era de su padrastro, quien la reconoció como hija.

Esa verdad lastimó mucho a la joven, quien para sanar su dolor decidió alejarse de su padrastro a través del silencio, al no dirigirle la palabra.

Con ese dolor y la carencia de una figura paterna a quien amar, a los 14 años de edad llega a su vida Succar Kuri, quien la fue envolviendo a través de afecto y preocupación por su vida escolar y personal, la palabra “hija” predominaba.

“¿Cómo te fue en la escuela hija?, ¿cómo te fue en el examen hija?, ¿cómo estás hija?, eran las preguntas que siempre me hacía ya sea en persona o por teléfono cuando viajaba a Estados Unidos, siempre mostraba preocupación por mí”, comentó Edith en la entrevista.

El primer acercamiento

La primera vez que intentó tocarla fue primero con un beso que ella rechazó, pero luego la sometió con el buen trato, la fue convenciendo paulatinamente y le dijo que lo hacía porque era bueno como papá y que si hubiera tenido una hija le habría hecho lo mismo.

Entre los regalos que recibió del pederasta están un viaje a California a un concierto de Juan Gabriel a un estadio muy grande, de acuerdo con su relato, como parte del proceso de convencimiento y de mantenerla sumisa.

“Era una niña cuando estaba con él, sí, lo obedecí, era mi papá”, comenta la entrevistada quien dice tener la fuerza para hablar del pasado, por voluntad propia, algo que no pudo hacer durante muchos años.

Sobre las otras víctimas de violación y pornografía infantil, Edith dice no querer hablar, porque son ellas las que deben hacerlo.

Durante dos años Edith se mantuvo alejada de su agresor pero él la buscaba constantemente.

Así lo denunció

En la escuela, durante la clase de moral, le contó a su profesora sobre lo que vivía, junto con Leydy Campos Vera, en ese entonces subdirectora de Averiguaciones Previas de la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJE).

(Foto: Proceso)

Fue grabado su relato y luego la obligaron a interponer una denuncia en contra de Jean Succar Kuri, o de lo contrario la meterían a la cárcel, para ello igual grabó un video en el que el pederasta reconoce su delito.

“Mi madre se enteró de todo a través de los medios de comunicación y me reclamó, porque en varias ocasiones me preguntó que si ese señor no me tocaba”, relató.

Casi un año después de la denuncia, Succar Kuri es detenido en Estados Unidos, quien espera a que la respuesta de su solicitud de amparo directo le sea favorable y logre salir libre, lo cual para Edith, solo significará que en México no hay justicia.

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