La resurrección de Bridget Jones

La película tiene sus buenas secuencias con las que caerás en al menos un par de carcajadas.

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El libreto es una vieja receta con un barniz de novedad. (Contexto/Internet)
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Por Rafael R. Deustúa

Las secuelas funcionan porque a las audiencias nos gusta la zona de confort, aquello que ya conocemos, al igual que con la comida: buscamos el mismo sabor, pero con el novedoso toque de una servilleta de otro color. En el caso de la nueva entrega de Bridget Jones, es un plato que podría parecer apetitoso si no hubiera pasado los últimos doce años al fondo del refrigerador.

Bridget Jones cumple 43 años y sigue soltera, pero ya no es tan derrotista, después de todo se las ingenió para tener relaciones con un billonario de internet y su ex-novio Darcy con la frecuencia suficiente para no saber quién es el padre cuando descubre que está embarazada. Si vió las cintas anteriores puede adivinar que ocurrirá a continuación, si no las vió a estas alturas ya se salió del cine.

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El libreto es una vieja receta con un barniz de novedad, tal parece que se quedó escondido en algún archivo luego del fracaso que fué “Bridget Jones al borde de la razón” en 2004. Ahora lo desempolvaron y le dieron una repasada rápida para que Renee Zellwegger no tuviera que engordar de nuevo para el papel y dejaron una mezcla extraña de humor actual con noventero.

Buscando el toque que dió éxito a la primer cinta trajeron de nuevo a la directora Sharon Maguire quien da aquel ritmo al filme, pero eso sólo hace que parezca desactualizado. Su mérito es saber resaltar a los secundarios para que den variedad a la historia, aunque ya no logran resaltar a la protagonista como antaño. Por ejemplo, para que Jones parezca una periodista experimentada, hacen que sus colegas más jóvenes insistan en publicar una historia de gatos en vez de política.

De los méritos del filme está el casting, en buena parte actores de la primera cinta que repiten en sus roles, con la novedades de Patrick Dempsey como un candidato a papá del bebé y Emma Thomson como la ginecóloga (y coguionista también). Ellos dos dan variedad al filme pues Colin Firth insiste en insterpretar a su personaje como si estuviera estreñido y el aspecto de Zellwegger hace que uno se distraiga buscando a Bridget Jones.

La película tiene sus buenas secuencias con al menos un par de buenas carcajadas, pero en general se percibe desangelado, sin el carisma del filme original que protagonizaba un personaje que supo cristalizar los sentimientos de cientos de miles de mujeres de los noventa, pero es un momento que ya pasó.

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