El 30 de noviembre  se cumplieron 20 años de la partida de Edmundo Valadés y el 22 de febrero se celebra el centenario de su nacimiento. Al decir de René Avilés Fabila: “hombre sereno, reflexivo, gran lector y uno de los mayores cuentistas que ha dado México”. De ahí que con el lema 20 años sin, y 100 con: Edmundo Valadés, un vasto conglomerado de escritores rinde homenaje internacional a este escritor grande de la literatura breve, maestro de la mini ficción y el micro relato. 

Avilés Fabila destaca que esta celebración se hace sin apoyo oficial, desde el quehacer de los muchos que recibieron el aliento del maestro: “Lo que me llama la atención es que tanto su obra como sus generosas acciones literarias ahora produzcan el portentoso homenaje que le rinden escritores jóvenes y mayores, argentinos, mexicanos, colombianos… Escritores de todas las edades, algunos con abultadas e importantes obras, se han citado para iniciar un magno homenaje con escaso apoyo y con la voluntad de los organizadores”.

El Cuento, Revista de Imaginación, se llamó la publicación que durante 35 años alimentó y difundió la obra de generaciones de escritores, noveles y consagrados, con ese arte aparentemente simple pero harto misterioso de contar una historia con la mayor economía, sin caer en la simple anécdota, arte polifacético emparentado con las más variadas expresiones, desde el haikú hasta los aforismos.

En minisdelcuento.wordpress.com puede uno acercarse a esta prodigiosa revista y a las actividades que en homenaje al maestro se realizan en el mundo, aprovechando para aventurarse en un festín de literatura, una enciclopedia mundial del género.

En un vistazo conté ¡1,632 escritores! listados en la revista Aritmética tal vez ociosa que no deja de impresionar.

Dice Augusto Monterroso que “La verdad es que nadie sabe cómo debe ser un cuento. El escritor que lo sabe es un mal cuentista, y al segundo cuento se le nota que sabe, y entonces todo suena falso y aburrido y fullero”. Tito Monterroso es autor de aquel inolvidable relato de la bestia prehistórica: ”Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, que apareció en el temprano segundo número de la revista en 1964.

En consonancia con la advertencia de que no sabemos cómo debe ser un cuento, confieso que a pesar de que mi padre compraba  El cuento, desde que comenzó a publicarse, muchos de los relatos, como el del dinosaurio, me eran incomprensibles, perdonado entonces por mi corta edad. El hecho de que con los años mi ignorancia persista, no me hace más competente para escribirlos, pero sí para disfrutarlos más. Quién puede resistirse a ello con esta perla del mismo Monterroso: “-¿No habrá otra especie aparte de la humana -dijo ella enfurecida, arrojando el periódico al bote de la basura- a la cual poder pasarse? -¿Y por qué no a la humana? —dijo él”.

De las múltiples expresiones de reconocimiento, me quedo con esta de José Emilio Pacheco: “Aquí está Edmundo Valadés contándonos el cuento que no acaba nunca porque narra la crónica de la humanidad en su viaje doliente y gozoso por esta Tierra”.