El tenor yucateco Nicolás Urcelay a 55 años de su inesperada partida
A los 39 años lo sorprendió la muerte. Fue una de las voces líricas más hermosas que ha dado México.
El pasado martes 1 de julio se cumplieron once lustros de la sentida muerte del notable tenor yucateco Nicolás Urcelay, una de las voces líricas más hermosas que ha dado México.
Tenía apenas 39 años cuando lo sorprendió la muerte. Nicolás nació en Mérida el 20 de diciembre de 1919.
De niño cantó en la parroquia de Santiago y fue solista del Coro de la Catedral.
En 1939 se estableció en la capital del país y estudió canto con la maestra Isabel Sandoval de Grissi. En 1943 se integró al programa Zarzuelas y Operetas de la XEB.
En 1945 fue cantante de La Hora Nacional. Después su voz se escuchó frecuentemente en programas de la XEB, XEQ y XEW. En 1946 grabó sus primeras canciones: Perjura y Las violetas. Ese año actuó en Mérida en la Sala de Conciertos José Jacinto Cuevas.
En 1947 se presentó en el Palacio de Bellas Artes, cantó en Washington para el presidente Truman y actuó ante más de 30 mil espectadores en el Hollywood Bowl, de Los Ángeles, con la Orquesta de Xavier Cugat.
Desde 1948 hizo giras a Cuba, Brasil, Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Dominicana, Puerto Rico, Argentina, Panamá y Costa Rica.
En 1952, de paso para La Habana, actuó con su compañía en el Teatro Yucatán.
De 1953 a 1959, grabó 72 temas en la Columbia; entre ellos, Martha, Peregrina, Granada, Mujer, Cuerdas de mi guitarra, Alma mía, Te quiero dijiste, Cuando me vaya, El caminante del Mayab y Yukalpetén. Falleció repentinamente durante una gira artística en Tampico, en 1959.
Una colección de discos suyos se preserva en la fonoteca del Centro de Investigación Musical “Gerónimo Baqueiro Fóster” de la ESAY. El Museo de la Canción Yucateca y el Peón Contreras exhiben permanentemente sus retratos al óleo.