Estamos en la parte más peligrosa de la temporada de huracanes por ser la parte más activa de este período. Esta parte abarca de fines de agosto, septiembre y principios o mediados de octubre; se pronosticaron 15 ciclones tropicales con nombre, e incluida la tormenta tropical “Ian” llegamos a 9, sin tomar en cuenta que ya tuvimos una depresión tropical, la No. 8.

Esta temporada ya es mala para México porque el huracán “Earl”, que ingresó por Belice y entró a Chiapas como tormenta tropical, fue mortífero: se calculan más de 50 muertos en los estados de Veracruz, Guerrero, Hidalgo y Puebla, algo que no se esperaba. Las lluvias fueron el principal causante de tantas muertes con inundaciones y deslaves que provocaron.

No tiene que ser un gran huracán para causar tanta muerte. No podemos soslayar el comentario de que en estos días se cumplen 28 años del paso del huracán “Gilberto”, categoría 5 y llamado el huracán del siglo en la Península de Yucatán; un verdadero parteaguas en nuestra historia, que cambió el rumbo del desarrollo de nuestra zona y de nuestras costumbres; las temporadas veraniegas en la costa yucateca jamás volvieron a ser las mismas, la destrucción del moderno centro de veraneo de lujo de México y de todo el caribe de aquella época, Cancún, un  proyecto que en ese año de 1988 era todo bonanza y exclusivo para turistas de alto poder adquisitivo y que beneficiaba, entre otras cosas, a toda la zona peninsular por la gran cantidad de trabajo que generaba, fue bruscamente detenido y en el mundo se decía que Cancún había desaparecido.

En septiembre, mes de huracanes, rememoramos otros: “Inés” en 1966, “Beulah” en 1967 y el tristemente recordado para Yucatán: “Isidoro” en 2002.