Como muchos fenómenos económicos, la inversión extranjera (IE) tiene ventajas pero también una serie de inconvenientes. Primero hay que decir que si los inversionistas extranjeros no visualizan condiciones óptimas para ganar capital en un país, simple y sencillamente no llegan a esa nación. Es evidente que  no son “hermanas de la caridad”. En segundo término, hoy día la IE es un fenómeno internacional ineludible para cualquier economía por muy avanzada que sea. No obstante esto, los países que han tenido que recurrir grandemente a la IE lo hacen, en buena medida, por su incapacidad para generar condiciones óptimas a los inversionistas locales. 
Finalmente, es práctica económica de nuestros tiempos la disputa entre las economías de casi todos los países por captar la mayor cantidad de IE posible. Siempre se valoran más las ventajas que proporciona la inversión foránea y se tiende a minimizar las desventajas que también experimentan los países receptores. 

La IE puede ser directa e indirecta. La primera representa la inversión productiva, es decir, la que genera empleos, la que va dirigida a bienes de capital, fábricas y empresas que producen bienes y/o servicios. La segunda, constituye el capital “golondrino” o la realizada en la bolsa de valores, es el capital llamado especulativo.

Entre las ventajas que tiene recibir IE están: a) Genera empleos. De tal suerte que de otra manera no sería posible darle trabajo a miles de nacionales del país receptor; b) Paga impuestos. La (IE) paga tributos al país que los recibe, tales como IVA e ISR entre otros. Esto contribuye a los ingresos del Estado; c) Contribuye con el Producto Interno Bruto. Se entienden por este concepto los bienes y servicios que un país genera cuantificados en dólares calculados en un año; d) Capacita al personal. Brinda capacitación y adiestramiento a la mano de obra que utiliza en el país receptor, de tal forma que de no haber esta inversión los trabajadores difícilmente tendrían esta preparación; e) Brindan bienes y servicios especiales. Sin ella el país receptor no tuviera esos bienes y servicios, ya que la inversión local es inexistente o poco competitiva. 

Ejemplo, un hotel extranjero de gran turismo: si no estuviera en el país receptor, nadie pudiera disfrutar este tipo de servicios.

No obstante los inconvenientes que producen las desventajas de la IE, los países han privilegiado los elementos favorables por encima de los negativos en aras de buscar proporcionar mejores condiciones de vida a sus ciudadanos.

Pero y, ¿las desventajas apá? Esa es otra historia.