Tapas de cartón
Combinan la escritura literaria con la artesanía popular, mezclan voces nuevas y no tan nuevas.
Un amigo me presta un libro; las tapas son de cartón, están cubiertas con manchas rojas, negras, y marrones; las contraportadas tienen el rastro del primer uso del cartón: el nombre comercial de un producto de limpieza, con la mención del tamaño, y la inclusión del código de barras.
En las páginas llamadas legales dentro del ámbito editorial, puede leerse que esta publicación se imprimió en el año 2013, en la ciudad de Cancún; que forma parte de la Colección de Poesía Invectiva, y que es un producto de la Editorial Cartonera Hortera.
Al abrir el libro nos recibe una página en color rosa, misma característica que encontraremos en la página final; las demás hojas son todas, diríamos ¿café con leche? Las letras están impresas en color negro.
El texto señala: “Cartonera Hortera surge…como una propuesta independiente para acercar la lectura a la sociedad y fomentar el gusto de leer poesía”; y agrega: “Utiliza el reciclado en una comunión entre letras, conciencia ecológica, fomento a la lectura y esparcimiento creativo de la sociedad”.
La obra está constituida por un total de diez poemas, de la autoría de David Guerrero; y alberga epígrafes de Walt Whiltam, Lauri García Dueñas, y Juan Gelman.
Las editoriales denominadas cartoneras, surgidas en América del Sur hace ya algunas décadas, son un claro ejemplo de los rasgos positivos de nuestra posmoderna época social; combinan la escritura literaria con la artesanía popular, mezclan voces nuevas y no tan nuevas, tejen lo económico junto a lo ecológico.
Los versos contenidos entre las tapas de cartón, nos dicen: “Escribir es una redundancia de vida / puesto que es la sangre quien recorre con el viento / el universo de la palabra”.