El huracán Delta provocó daños menores en los campamentos tortugueros de la Riviera Maya, la zona más relevante para la anidación de tortugas marinas en la entidad, aunque ya registraban daños más severos por la tormenta tropical Gamma.

Héctor Lizárraga, director del Centro Ecológico Akumal, expuso que por las características del huracán, que descendió a categoría 2 antes de tocar tierra en Quintana Roo, no tuvo efectos devastadores, en plena temporada de eclosión de nidos.

El ambientalista explicó que la anidación de tortugas está a punto de romper récord, pues casi supera en número a los nidos reportados en 2017, la temporada más alta desde que se tiene registros.

En el Centro Ecológico Akumal, que monitorea 4 kilómetros de las playas más relevantes para la tortuga marina, se reportan alrededor de 70 nidos afectados, que contienen en promedio unos 800 huevos.

Sin embargo, la tormenta tropical Gamma fue la que ocasionó mayor erosión de las playas y la pérdida de estacas, donde se lleva el registro de cada nido.

“Yo creo que por la dirección de los vientos, Gamma trajo muchos vientos y un incremento considerable de la marea, tan es así que cambió la configuración de las playas (erosión)”, dijo.

Ya en la parte final de la temporada se tienen alrededor de 400 nidos donde las tortugas están a punto de nacer. Aunque algunos nidos fueron inundados por el agua del mar, todo indica que su eclosión aún resulta viable, refirió Lizárraga.

“Creo que de las tres tormentas que hemos tenido este año, la que más impactos ha causado es Cristóbal, que fue en junio. Afortunadamente todavía en ese entonces no teníamos un número considerable de nidos, entonces la afectación fue menor”, añadió.

Asimismo, el especialista en tortugas marinas detalló que la zona más impactada por el huracán fueron las playas de Cancún, aunque no se tiene todavía una cifra estimada de los daños.

No obstante, a diferencia de los campamentos de la Riviera Maya donde se sigue el proceso natural de anidación, en Cancún los huevos son resguardados en corrales, a por lo menos 30 metros de la línea de costa.