Sin internet, sin luz, sin TV: así sobreviven a las clases a distancia estudiantes de Rancho Viejo
El programa educativo implementado por el COVID-19 ha sido duramente cuestionado por no contemplar las necesidades en familias de escasos recursos.
En Rancho Viejo, una de las zonas con mayor índice de pobreza en la zona metropolitana de Cancún, sin internet, sin televisión y a veces sin electricidad, los niños y jóvenes afrontan dificultades para estudiar en el modelo de educación a distancia implementado por la Secretaría de Educación Pública (SEP).
“Mi hijo el grande ahorita es el que estudia, porque nada más hay un celular y ahí por el Whatsapp le mandan la tarea y todo, pero hay que estarle poniendo la recarga y a veces no hay”, dijo María a Novedades. Tenía una televisión, de las que regalaron en el sexenio de Enrique Peña Nieto durante el programa de digitalización, pero dejó de funcionar.
Los más pequeños, que deberían estar cursando el preescolar y los primeros años de educación básica, solo tienen sus libros para aprender, aunque a esa edad todavía no dominan la lectura.
A la colonia La Luna, dentro de la zona de Rancho Viejo, no llega la infraestructura de internet, con problemas hay electricidad. También carecen de otros servicios como drenaje, calles pavimentadas, banquetas y recolección de basura eficiente.
En la casa de María, construida con tablas, láminas y una lona, viven siete personas, en un espacio de 18 metros cuadrados. En la conversación, sostiene que las clases a distancia son importantes para los hijos, aunque es enfática con sus prioridades: comer.
A tres cuadras, los tres pequeños de Naum estudian con sus cuadernos postrados sobre un piso de cemento pintado de azul en una casa de madera y láminas. Se acaban de cambiar ahí, pues el huracán Delta arrancó las láminas de su antiguo hogar y el agua descompuso sus tres aparatos electrónicos: una televisión antigua, una licuadora y un minicomponente.
En el huracán, Naum, sus tres hijos y su esposa se tuvieron que refugiar en el baño, la única pieza con techo de concreto.
En ambas familias, los padres no tuvieron acceso a la educación media superior y superior, lo cual dificulta apoyar a los hijos en sus deberes.
Las clases a distancia afectan a personas más vulnerables
Las clases a distancia implementadas por la Secretaría de Educación comenzaron el pasado 24 de agosto como una solución para evitar la propagación del virus que provoca el Covid-19.
Desde su implementación el programa fue cuestionado por no contemplar las necesidades de las personas más vulnerables, principalmente en las zonas con más rezago del país, como en territorio indígena.
Sin embargo, esto ocurre en los límites de Cancún, el destino turístico más importante de América Latina que cada año atrae a 14 millones de turistas por sus aguas color turquesa.
En muchos casos los profesores han adoptado herramientas tecnológicas para hacer una clase más didáctica y con apoyo personalizado. Pero en la zona de Rancho Viejo, que forma parte de Isla Mujeres, las videollamadas no son una opción.
Tampoco pueden acceder a los recursos virtuales de ayuda para comprender mejor los temas vistos en clase.
Por las calles de esta región se observa a los niños corriendo en pleno horario escolar, como si ya asumieran que el año está perdido.