Labor ambiental de Reyna Gil ha dejado huella

La ex directora de Ecología creó el ‘Reciclatón’, que ha sido retomado en otros municipios.

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La Organización Mundial de la Salud resalta que por cada habitante debe haber un 2% de área verde. (Jesús Tijerina/SIPSE)
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Claudia Olavarría/SIPSE
CANCÚN, Quintana Roo.-  Reyna Alejandra Gil Hernández dejó la cultura del 'Reciclatón' en el municipio de Benito Juárez en su paso por la Dirección de Ecología, una actividad que mes a mes se realiza en la ciudad desde hace unos años, proyecto que ha sido adoptado por otros municipios del estado. Ella llegó a Cancún para dirigir el Programa de Protección y Monitoreo de la Tortuga Marina.

En enero de 1986, a la edad de 28 años, Gil Hernández llegó a Cancún y quedó impactada por la belleza de la ciudad, con mucha vegetación, un lugar con poco tráfico, donde las personas respetaban el uno por uno y la preferencia de quienes circulaban en la glorieta, sin necesidad de un semáforo que controlara el tráfico.

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“Cuando llegué al mar y vi la playa maravillosa, la arena, el arrecife y una cantidad de aspectos naturales, como un cielo tan azul, entre otros, me cautivaron, y desde entonces decidí que este iba a ser mi lugar para radicar, estabilizarme y casarme, si era necesario”, comentó la bióloga.

“Cuando llegué al mar y vi la playa maravillosa… decidí que
este iba a ser mi lugar para radicar”. (Jesús Tijerina/SIPSE)

Gil Hernández supo de Cancún cuando realizaba una maestría en Ensenada, Baja California, en el Centro de Investigación Científica; ahí conoció a uno de sus maestros, el doctor Carrillo, quien fue invitado a trabajar como director en el Centro de Investigaciones de Quintana Roo (Ciqroo), y cuando terminó la maestría, fue invitada a venir a Cancún como encargada del proyecto Tortugas Marinas de Quintana Roo, durante dos años, hasta que el centro fue trasladado a Chetumal y ella declinó irse a la capital del estado.

En esos dos años recorrió 10 playas de Quintana Roo, donde estaban los campamentos tortugueros, con biólogos y personal de la Secretaría de Marina; su labor era que se hiciera correctamente el rescate de las tortugas y el monitoreo de las mismas.

"Fue algo maravilloso, porque era estar seis meses literalmente en la playa".

“Fue algo maravilloso, porque era estar seis meses literalmente en la playa, que es el período de anidación de las tortugas, de abril a septiembre; era estar pendiente de las especies que llegaban a la entidad, y el desove y protección de los huevos; cada noche recorría cerca de 30 kilómetros de anidación”, relató.

La zona hotelera de Cancún llegaba hasta el kilómetro 10, y apenas iniciaba la segunda fase del proyecto hotelero; se podía ver el mar desde el bulevar Kukulcán.

En la zona de Xcacel-Xcacelito, antes de que fuera decretada área protegida, ella y su equipo fueron los primeros en tomar lectura del comportamiento de las tortugas, y contaron hasta dos mil nidos en una temporada. También estudió la parte de Ojo de Agua y llegó hasta Sian Ka’an.

Una vez que el Ciqroo fue trasladado a Chetumal, Gil Hernández y otros especialistas decidieron quedarse en Cancún, y fue la etapa en la que incursionó en el servicio público, de 1990 a 1992, como subdirectora de Ecología.

Una historia en el paraíso

De 1996 a 1999, Rafael Lara Lara, como presidente municipal de Benito Juárez, la llamó a su equipo de trabajo para ser la directora de Ecología, cargo que repitió en la administración de Francisco Alor Quezada.

En ese tiempo su función tuvo relación con el tema de la ley y su aplicación para un desarrollo adecuado, que incluyera sustentabilidad, período en el que inició el proyecto del 'Reciclatón', primero con la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg).

El acuerdo con ese organismo público fue que si llenaban un camión con periódicos y libros, ellos vendrían por él a Quintana Roo, porque es la materia prima para los libros de las escuelas públicas.

“El éxito fue tan grande que la gente nos preguntó del plástico, el vidrio y otros artículos reciclables, por lo que nos dimos a la tarea de buscar quién podría llevarse todo eso, y fue ahí donde arrancó el programa que hoy ha sido replicado en otros municipios, algo de lo que me siento muy orgullosa, pero fue un trabajo en equipo con otras biólogas”, recalcó la entrevistada.

Reyna Alejandra Gil Hernández lamentó que no se haya respetado
la idea original de Cancún. (Jesús Tijerina/SIPSE)

Los Programas de Ordenamiento Ecológico (POE) señalan que las edificaciones deben estar 100 metros atrás de las dunas, porque debe haber vegetación que evite que las playas se pierdan, algo que no se hizo en su momento, y ahora se gastan millones de pesos en la recuperación de las mismas, porque se construyó sin restricciones y se acabaron las dunas.

"La falta de un área recreativa natural, aunado a las ‘microcasas’,afectan a la sociedad".

Para la entrevistada, llegar a Cancún y observar que en cada lugar había un parque que permitiera la recreación de las personas, era fabuloso, y lamenta que eso no se haya respetado por la falta de planificación, principalmente en las colonias, donde lo último que se ve es un árbol, y las áreas de convivencia están muy lejos.

Gil Hernández señaló que todo puede componerse, y que lo más importante es atender el tejido social, sobre todo que estando en una zona tropical, los camellones son deplorables.“La falta de un área recreativa natural, aunado a las ‘microcasas’, que se han permitido a las inmobiliarias, afectan a la sociedad, porque son personas que viven hacinadas, sin poder sacar el estrés, por lo que el crecimiento que se ha dado de la ciudad es muy lamentable”, destacó.

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