La zona rural de Othón P. Blanco cuenta con al menos 41 mil mujeres, y el trabajo de ellas cada vez es más difícil, sin reconocerse y mucho menos remunerarse, pues existe una desvalorización y desigualdad, que ninguna autoridad está tratando de erradicar.

Así lo dio a conocer Paula Méndez, presidenta del voluntariado de mujeres “Manos de Ayuda” de la alcaldía de Javier Rojo Gómez, quien explicó que la mujer rural realiza actividades que se les ha asignado por la división sexual del trabajo, pero que la sociedad patriarcal no reconoce como trabajo y por tanto, la invisibiliza.

Reconoció que, aunque hay instancias como el DIF y el Instituto de la Mujer, entre otras, nada han hecho para poder modificar la situación de dicho sector, que cada vez tiene menos oportunidades de sobresalir.

“La mujer del campo cría a sus hijos e hijas, cuida del grupo de adultos mayores y personas con capacidades diferenciadas, limpia la casa, lava la ropa, cultiva la huerta, prepara la comida, acarrea el agua, además es la que hace los dulces de fruta y cocina los panes para vender en el pueblo y todas estas actividades económicas que, por no ser remuneradas, son desvalorizadas; pero si el día de mañana las mujeres dejaran de hacerlas, eso que llamamos familia simplemente dejaría de existir”, comentó.

Expresó que en la zona rural del Othón P. Blanco la agricultura de autoabastecimiento, la que se destina al consumo doméstico, casi en su totalidad depende de las mujeres.

Sin embargo, muchas que trabajan en pequeñas unidades agropecuarias no son consideradas parte de la Población Económicamente Activa, ya que su producción en muchos casos no está destinada al mercado o es direccionada a un sistema como el trueque de productos y servicios en el ámbito rural.

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