Los centros nocturnos de Chetumal mandan al baile prácticamente todas las restricciones  sanitarias establecidas por la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para prevenir contagios de COVID-19 y el semáforo epidemiológico, que se encuentra en color naranja.

Los bares Manhattan y Los Arrecifes, por ejemplo, recién abrieron bajo el supuesto formato de restaurante, tras casi un año de permanecer cerrados.

Sin embargo, la realidad es que no funcionan como tal, sino que mantienen su giro como centro de entretenimiento para caballeros, a pesar de que está prohibido por el semáforo epidemiológico vigente, ya que sólo se permitirá la apertura de estos negocios cuando el color sea verde.

La justificación ante los inspectores de la Cofepris es que el día en que son visitados, el chef no se presentó por lo que sólo pueden ofrecer bebidas alcohólicas a los asistentes.

En el recorrido realizado por Novedades Quintana Roo, se constató que tampoco se respeta el límite de aglomeración que sí se exige a los demás restaurantes, por lo que la mayoría operan a casi 100% de su capacidad, cuando lo reglamentario en esta época de pandemia es no rebasar 60%.

Y aunque se retiró el tradicional “tubo” de las pistas de baile, las bailarinas continúan haciendo su show y el clásico fichaje. Ante la llegada de la Cofepris, solamente invitan a algunos asistentes a pasar a la pista para bailar, y así disimular el acto.

Mientras que al resto de los negocios restauranteros y de bares les exigen terminar sus actividades a la una de la tarde, Los Arrecifes, Manhattan y otros giros similares continúan operando hasta las cinco de la mañana, prácticamente todos los días.

Para burlar a las autoridades sanitarias, solamente cierran las cortinas y apagan las luces principales para disimular, lo que les permite continuar sus actividades.

Los vecinos de estos lugares dan constancia de este hecho, añadiendo que la música estruendosa emana de estos lugares durante toda la madrugada.

“Ya habíamos descansado de esta molestia durante todo un año, pero otra vez nuestro sueño se ha visto afectado por el ruido de la música a todo el volumen que ponen en estos centros nocturnos. Imaginamos que tienen comprados a los de Cofepris, pues no encontramos otra explicación para que los inspectores se traguen el cuento de que está cerrado el lugar, cuando el sonido está a todo lo que da”,

dice una vecina de Los Arrecifes.

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