Chetumal: Rentas vacacionales acaparan 40% de huéspedes en temporada baja
El sector hotelero redujo en promedio hasta 128 dólares sus paquetes de alojamiento.
Las rentas vacacionales ofertadas a través de las plataformas digitales como Airbnb, están ganando el 40% de la demanda de alojamiento en Quintana Roo durante esta temporada baja, de acuerdo a los más recientes informes tanto de la empresa como oficiales.
En febrero de este 2020, la Secretaría de Turismo Federal reportó una ocupación de 28 mil cuartos de hotel; mientras que la plataforma digital señaló que 11 mil 200 turistas llegaron a Quintana Roo en algún espacio de sus “anfitriones”.
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Esto ha obligado al sector hotelero a reducir en promedio hasta 128 dólares sus paquetes de alojamiento, afectando su operatividad y finanzas.
Durante la primera temporada baja del 2019, correspondiente de mediados de enero hasta marzo, el sector hotelero de Quintana Roo reportó una ocupación de apenas el 36%, lo que representó un desplome de 20 puntos porcentuales comparándolo con el año anterior inmediato.
Mientras que Airbnb en esa época tuvo un crecimiento en la entidad del 52% en cuanto a su demanda, aumentando también sus propiedades registradas en su página web de 3 mil 870 en el 2017, a más de 13 mil 800 el año pasado.
De acuerdo a las estadísticas de la Sectur, este éxito se debe a su bajo costo: un visitante que llega a Cancún tiene una estancia promedio de 2.8 noches en un hotel de paquete todo incluido, con un costo de 15 mil 900 pesos; y 3.5 noches en uno de estancia tradicional, gastando 9 mil 900; pero la media de estancia en la plataforma es de 5.2 noches con un costo de entre mil 500 a cinco mil pesos, dependiendo si se ubica en una colonia, un fraccionamiento o una gran residencia.
Por esta razón, el líder de los hoteleros de Bacalar, David Martínez Sánchez, insiste en una regulación de este tipo de alojamientos a través de “anfitriones”, ya que su éxito llama la atención de cada vez más personas; quienes no solo saturan la oferta de hospedaje, sino que no toman las medidas necesarias de seguridad para adecuar sus viviendas a la recepción de turistas, poniendo en peligro su vida y la imagen del destino.