Carlos Castillo/SIPSE
RÍO HONDO, Q. Roo.- Las lluvias registradas esta semana en la ribera del río Hondo provocaron los primeros deslaves en diversos puntos carreteros, a la altura del kilómetro 55, entre la comunidad de Rovirosa y Calderón.

El temor de los habitantes de la zona es que se origine un derrumbe más grande y que ocasione algún accidente vehicular sobre la carretera.

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Ante el inicio de la temporada de lluvias, el riesgo de quedar incomunicados en ese tramo crece porque los deslaves traen consigo grandes rocas que se quedan en medio de la vía.

“El riesgo de muerte es alto porque la tierra está reseca y con tantita agua se afloja las piedras que caen en la carretera y en cualquier momento podría ocasionar pérdidas humanas”, dijo René Misael Millán Martínez, representante en la ribera del río Hondo, de la Sociedad Organizada de Socorristas (SOS).

En la zona viven alrededor de tres mil habitantes de Calderón, Revolución y la Unión.

Comentó que las lluvias no fueron parejas, pero en algunas zonas rebasaron los 90 mililitros provocando que las rocas de gran dimensión se desplomaran de una altura cercana a los 10 metros, especialmente en Rovirosa y Calderón, que son considerados zona de riesgo por este tipo de problema.

Dijo que uno de los principales motivos es que desde la ampliación del camino por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), no se colocaron vallas de seguridad en el pie de los cerros causando afectaciones a las vías carreteras.

Indicó que cuando construyeron la carretera, el cerro fue prácticamente partido para que se hagan las obras y ni la SCT ni Protección Civil tomó las medidas de prevención ante este tipo de eventos.

“No habían puesto ninguna barrera para evitar este tipo de deslaves y ni protección civil ha hecho nada al respecto”, explicó.

A pesar de las constantes denuncias y a la infinidad de peticiones escritas y enviadas por autoridades municipales y ejidales a funcionarios de la SCT, la autoridad federal no ha hecho nada por implementar alguna obra de contención, lo que convierte la carretera en una bomba de tiempo.