Enrique Mena/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- A partir del 21 de septiembre, con el inicio de la temporada de otoño y cambio de mareas, se prevé la disminución del arribo de sargazo a las costas de Quintana Roo.

Miguel Ángel Nadal Novelo, procurador de Protección al Ambiente (PPA) en la entidad, explica que de manera natural se debe corregir este fenómeno marino y como consecuencia inmediata aminorar la llegada de sargazo.

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Es en el equinoccio de otoño que se generan las mareas vivas altas, cuando el agua de mar alcanza su máxima altura y se retira aún más de lo normal de las costas, debido a la Luna Nueva y Llena y la atracción gravitatoria cuando La Tierra, el Sol y la Luna están alineados, en este año se tiene contemplado que inicie entre el 21 y el 23 de septiembre.

Lo anterior significa que el alga marina también debe dejar de llegar a Quintana Roo y la Península de la Florida, que son los puntos que sufren afectación en esta zona.

“Estamos realizando los estudios de campo, por el cambio de estación las mareas cambian y esto puede favorecer desde luego, sin embargo, estaremos esperando que las agencias internacionales lo validen”.

Darío Flota Ocampo, director del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, explica que en este mes debe verse una desaparición significativa del alga marina en toda la zona de costa, atrayendo al turista a disfrutar de las playas.

“Afortunadamente, con el cambio de clima de la temporada de verano se acabará este problema del sargazo y lo que nos resta del año nos va a servir de preparación para tener una gran temporada invernal, la realidad es que disminuimos en turismo”.

En lo que respecta a la temporada de turismo, afirma que Quintana Roo pudo haber superado a gran escala los dos millones 360 mil 160 de turistas que registra en Verano 2018; sin embargo, uno de los factores que propiciaron un efecto negativo fue precisamente el sargazo observado en las playas, lo que frenó la llegada.

Explica que a pesar de la gran cantidad de sargazo que recibe Quintana Roo, salió bien librado en comparación con algunos países de las Antillas, donde declararon cierre permanente de sus playas hasta diciembre de 2018.