La tos ferina ha alcanzado niveles preocupantes en Estados Unidos, registrando el mayor número de casos en una década para esta época del año. Hasta el momento, se han reportado 18,506 casos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esta cifra no se veía desde 2014, cuando los casos superaron los 21,800.

La tos ferina, también conocida como tos convulsiva, es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa que suele afectar principalmente a lactantes y niños pequeños, aunque este año los brotes han afectado a adolescentes en estados como Pensilvania y Nebraska.

Los síntomas iniciales de la enfermedad suelen confundirse con un resfriado, pero pronto se convierten en una tos intensa y prolongada que puede durar hasta 100 días. "Solían llamarla la tos de los 100 días porque literalmente dura 100 días", explica Joyce Knestrick, enfermera familiar en Virginia Occidental.

Los funcionarios de salud han expresado su preocupación por la baja tasa de vacunación en algunas áreas. En Wisconsin, por ejemplo, solo el 86% de los niños de preescolar han sido vacunados contra la tos ferina, mientras que el promedio nacional es del 92%.

Vacunación y detección temprana, claves contra la tos ferina

Los CDC también han señalado que las tasas de vacunación en guarderías han disminuido a nivel nacional, lo que podría estar contribuyendo al aumento de casos.

La vacuna contra la tos ferina es parte de la inmunización combinada que incluye tétanos y difteria, y se recomienda tanto para niños como para adultos cada 10 años. Además, se sugiere la vacunación a las mujeres embarazadas para proteger a los recién nacidos.

Expertos en salud instan a la población a someterse a pruebas tempranas y recibir tratamiento con antibióticos para evitar complicaciones y detener la propagación de la enfermedad.

(Con información de The Associated Press)