De la cuna a la cama: ¿cuál es la edad correcta para esta transición?

La recomendación de los especialistas es no apurar el proceso, menos aún si hay llega otro bebé.

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Redacción
MÉXICO.- El cambio de la cuna por la cama suele llevar a preguntas como, ¿será el momento indicado? ¿No le pasará nada malo? Muchos padres se preocupan por si esta transición modificará su rutina de sueño o si no estará lo suficientemente protegido. Valgan verdades, a diferencia de la cuna, la cama no tiene ningún accesorio que impida una caída del bebé. Por ello, los barandales para camas son necesarios para aliviar a los padres y cuidar a los pequeños.

Ahora bien, un estudio realizado en el Hospital Infantil de Filadelfia y publicado en Sleep Medicine nos da algunas luces sobre este importante cambio en la vida del bebé. De acuerdo con la investigación, cuando el niño cumple los 3 años está listo para adaptarse al nuevo estilo de vida. Los resultados sostienen que el infante ofrece a esta edad una menor resistencia a la hora de dormir, menos despertares en la noche y más tiempo de sueño.

Dormir es importante para todas las personas. Tanto padres como hijos deben tener horarios de sueño regulares y consistentes. Hacerlo de manera adecuada tiene un impacto en el humor, atención, aprendizaje y desarrollo de los niños. De acuerdo con el Instituto de Medicina del Sueño, dormir es sinónimo de salud en un infante. La falta de sueño provoca un carácter más difícil en los niños.

Los investigadores del estudio sostienen que los padres deben realizar el cambio poco a poco, pues a los niños les encantan los espacios pequeños, como la cuna, ya que se sienten más seguros. A corta edad suelen jugar debajo de la mesa o en sitios cerrados. La mayoría de los padres consideran que, conforme crece, la cuna se convierte en una especie de jaula y no es así.

La recomendación de los especialistas es no apurar el proceso, menos aún si hay llega otro bebé. Todo niño debe seguir una transición ordenada. Otro consejo es adaptar la cuna a la altura de la cama poco a poco. De este modo, el pequeño se familiarizará con su nuevo espacio.

Asegurar la cama

Los padres más temerosos tienen la preocupación sobre una posible caída del niño en la cama. Y no es para menos. Los bebés sufren numerosas caídas en sus primeros años. Desde que aprenden a rodar, gatear y caminar, están expuestos a los golpes. Si el bebé se cae, debemos asegurarnos de que no sufra ningún daño severo. ¿Cómo hacemos esto?

Algunos de los síntomas más comunes son: desorientación, vómitos frecuentes, estado adormilado, sangrados, ausencia de movimientos, etc. Si van acompañados de otros como respiración irregular o mucho sueño, debemos acudir al médico lo más pronto posible. Hay que tener mucho más cuidado si se golpea la cabeza, pues podrían sufrir alguna fractura en una parte sensible.

Debemos evitar sacudir al bebé y evaluar su estado. Es importante hacerle un seguimiento luego de que ha sufrido algún golpe. Por otro lado, la prevención es la mejor solución a los peligros de caídas. Hay que tener cuidado con los lugares en los que juega el pequeño. Revisar continuamente que no haya peligros es nuestro deber y obligación.

Hay que disminuir los peligros, por ejemplo, en la cama. Las barandales son importantes para prevenir una caída cuando duerme. Por otro lado, debemos ver que no corran en lugares peligrosos. Una torcedura de pie puede complicarse si no lo llevamos al pediatra. Recordemos que sus huesos están desarrollándose. No intentemos acomodar un articulación afectada por nuestra cuenta, pues podemos empeorar las cosas. Siguiendo estas recomendaciones protegeremos la integridad de nuestro bebé.

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